1. PRÓLOGO
Os
podréis preguntar quiénes son estos dos personajes del enunciado de este nuevo
trabajo.
Manuel de Góngora y Martínez (1822 -1884), arqueólogo y académico, autor de las Antigüedades prehistóricas de Andalucía y Enrique Romero de Torres (1872(76)- 1956), pintor y arqueólogo, hermano de Julio Romero de Torres, autor del Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén, describiendo más adelante las bibliografías detalladas de estos dos ilustres personajes.
Desde
hace tiempo estaba interesado en los monumentos megalíticos de nuestra
provincia. Para ello me documenté inicialmente en el trabajo de Manuel de
Góngora y Martínez sobre las: Antigüedades
prehistóricas de Andalucía, en el que describe monumentos formados por
grandes piedras tales como las encontradas cerca del Puente Mazuecos, en el
paraje llamado `Los Corralejos´ en el camino entre La Guardia de Jaén y
Pegalajar, el castillo de Ibros, o en las
murallas de Torredelcampo en el cerro Miguelico… en cambio no hace referencia
alguna sobre la `Cámara sepulcral de Toya´ en Peal de Becerro, o el `Santuario íbero del `Collado de los Jardines´ en Santa Elena. De mi parte incluyo la fortaleza
ciclópea ubicada en el cerro `Castellón´ en la localidad de Larva.
(Se trata de un óleo sobre lienzo con marco, de talla de dimensiones 75 x 115 cm, atribuido al pintor costumbrista granadino José Larrocha González, pintado hacia 1890, unos años después de la muerte de Góngora).
- Antigüedades Prehistóricas de Andalucía
Nace
en Tabernas (Almería) el 13 de enero de 1822.
Con 12 años ingresa en el seminario de Almería donde cursa filosofía
y adquiere una formación religiosa que le acompañará durante toda su vida y su obra.
Llega
a Granada en 1837 para estudiar Derecho. Ejerce la
abogacía mientras estudia Ciencias Naturales
hasta licenciarse en 1849. Sin
embargo, su verdadera vocación fue el
estudio de la historia y la geografía
antigua.
Uno de sus primeros trabajos fue como
fiscal de la Subdirección General
de Rentas en
Algeciras (Cádiz) en donde entra en contacto con la arqueología del Estrecho de Gibraltar.
Obtiene la cátedra de humanidades en el instituto de Ávila. Pronto, en
1853, se traslada a Jaén gracias al Marqués de Gerona,
su amigo y protector,
para ejercer como catedrático de Geografía e Historia. Aquí estudia las antigüedades de la región
y las fuentes literarias grecorromanas y sigue con sus expediciones
arqueológicas. Se cree que por estas fechas se casa con doña Amalia del Carpio.
El centro de sus investigaciones es Cástulo,
ruinas que explora y dibuja en planos. Desde aquí recorre la provincia de Jaén,
que llega a conocer con profundidad como demuestran varias inscripciones.
Algunas de sus actividades fueron los calcos, las fotografías arqueológicas,
los vaciados de esculturas y relieves y los barros saguntinos.
En 1860 obtiene la cátedra de Historia Universal en la Universidad de Granada y se instala en esta ciudad donde sigue investigando, ahora temas de la prehistoria.
En 1868 publica
Monumentos del
Reino de Granada y Antigüedades Prehistóricas de Andalucía y una memoria
sobre los descubrimientos de las razas que poblaron
en el antiguo reino granadino.
Este libro le proporciona cierto prestigio,
pues avanzaba ideas del estudio de la prehistoria en Europa. Si bien, fue
criticado por sus contemporáneos. No obstante, la 2ª parte (1870) no tuvo
demasiado eco en la comunidad científica; decide abandonar entonces la
investigación sobre las antigüedades y dedicarse a la docencia
en la universidad granadina.
Los últimos años, ya retirado de la
arqueología, los pasa en Madrid, regentando
con su esposa una imprenta
en la calle San Bernardo, donde vendía sus propios libros.
En 1884, a los 62 años, moría en su domicilio de Madrid.
Sin duda, uno de los personajes más infatigables que ha proporcionado la arqueología andaluza en toda su historia.
3. Retrato de Romero de Torres.
Enrique
Romero de Torres nació en la familia formada por el pintor Rafael Romero Barros
y Rosario de Torres Delgado, y era hermano de Rafael y Julio Romero de Torres,
aprendió el arte de la pintura en la Escuela Provincial de Bellas Artes de
Córdoba con su padre como profesor, donde muy pronto sobresalió como pintor,
obteniendo medallas de bronce en las Exposiciones Nacionales de 1901 y 1904,
por sus cuadros `Alrededores de Córdoba´ y `Camino de Villares´.
Se
fue a Madrid a estudiar Derecho, y allí colaboraba dibujando en las revistas de
mayor prestigio de la época, llegando a ser director artístico de la
revista La Gran Vía, que dirigía Salvador Rueda.
Cuando
murió su padre, en 1895, volvió a Córdoba para ocupar la vacante que se había
producido en la dirección del Museo Provincial de Bellas Artes, siendo director
durante más de treinta años. Bajo su dirección se llevaron a cabo las reformas
y ampliaciones del Museo en su sede del Hospital de la Caridad, sufragando él
mismo parte de las obras y donando, junto con sus hermanos, cuadros de su
padre. A partir de este momento, se dedicó a las tareas de investigación y a su
profesión de arqueólogo, ocupando cargos significativos en la comisión de monumentos,
en la Delegación Regia de Bellas Artes y en la Cátedra de la Escuela
Provincial. Además fue miembro de las Academias de Córdoba, Sevilla y Madrid.
Su
amor por la arqueología le llevó a coleccionar importantes obras y a incrementar
la colección privada que había iniciado su padre. Escribió sobre pintura
barroca cordobesa y bajo su dirección se realizó, en 1906, una exposición sobre
Valdés Leal. Además se le encargaron la realización de los Catálogos monumentales de España
de las provincias de Cádiz y Jaén, quedando este último sin publicar.
En 1924, el día 14 de junio, siendo alcalde de la ciudad José Cruz Conde, fue
nombrado asesor artístico del Ayuntamiento de Córdoba, cargo al que renunció en
mayo de 1926 por falta de tiempo.
Enrique
Romero de Torres creó en 1931 el Museo de Julio Romero de Torres con las obras
donadas por la familia a la ciudad de Córdoba, que sería ampliado en 1936. Fue
nombrado comisario provincial de excavaciones arqueológicas el 10 de enero de
1940, cargo del que dimitió en 1946 por no tener tiempo ya que también era
delegado de la Comisión de Monumento Históricos y Artísticos para la inclusión
en el Tesoro Artístico Nacional de la parte vieja de Córdoba.
Gracias
a sus reivindicaciones se salvaron los lienzos de Valdés Leal que se
conservaban en el Convento del Carmen Calzado y se recuperó la Sinagoga.
A pesar de todos sus cargos, su faceta de paisajista merece ser destacada, ya que era un notable seguidor de la línea inaugurada por su padre, de quien heredó su pasión científica y cultural, que vertió en la defensa del patrimonio de su ciudad natal. Hasta 1907 estuvo volcado en su faceta de pintor pero en este año abandonó definitivamente la pintura y se dedicó a la investigación y protección del Patrimonio.
En
1913, cuando se cumplía el primer centenario de la Diputación Provincial de
Jaén, por Real Decreto del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes a
propuesta de la Comisión Mixta de las Reales Academias de la Historia y San
Fernando, Enrique Romero de Torres recibió el encargo de catalogar los
monumentos históricos y artísticos de la provincia de Jaén.
4. Portada del Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén.
En la revista Don Lope de Sosa, sobre la labor de Romero de Torres, vino a decir: << Llegó el distinguido académico y de una manera incansable dio principio a sus trabajos. Dos meses lleva en ellos y supera el éxito a cuanto pudiéramos decir. Las fotografías por él obtenidas en Jaén y en los pueblos que iba visitado, forman ya un álbum riquísimo. Los datos adquiridos representan un arsenal interesante, procedente de las fuentes escritas. Y son en tal cuantía y de tal importancia las comprobaciones y los hallazgos, que han de merecer la atención de los eruditos y han de atraer las miradas de aquellos que estudian cuanto es notable en la vida retrospectiva.
Imposible sería en este
trabajo seguir, uno a uno, los que el Sr. Romero de Torres ha hecho hasta hoy,
pero no hemos de omitir el dar cuenta de los más importantes, en la forma más
sencilla y más clara, para no retrasar el conocimiento de ellos a nuestros
lectores.
El libro de Fábrica de la
Magdalena, La torre Morisca, Los famosos aldabones, La tribuna de Vandelvira,
Pintores del siglo XVI, El cuadro del
Dios Padre, La partida de bautismo de Sebastián Martínez, ¿Cuadros de Zurbarán
y de Herrera el Viejo? Una cabeza de Valdés Leal, El autor del retablo del
Descenso en San Ildefonso, El Tenebrario, Yacimiento prehistórico, Cueva
prehistórica, Necrópolis íbera. Repujados de Juan Ruiz, Lápidas· Romanas, La
casa de la Virgen y Los baños de vapor de los Reyes Moros...>>
3. ASENTAMIENTO EN EL PUENTE MAZUECOS
En
la página 96 del libro Antigüedades
Prehistóricas de Andalucía (1868)
de D. Manuel de Góngora, se puede leer: “…
Ejemplares análogos de tan valientes construcciones no faltan en la provincia
de Jaén, siendo digno de mención el que hay cerca del Puente de Mazuecos, sobre el Guadalquivir…” pero en cambio no dice nada, ni tampoco
dibuja, como en otros lugares, lo que
allí se encuentra. Cincuenta y cinco años más tarde, Enrique Romero de Torres
en su Catálogo
Monumental y Artístico de la provincia de Jaén (1913), hace también referencia del
puente, pero tampoco fotografía el lugar donde se ubican los restos megalíticos.
5. Referencia al Puente Mazuecos en el Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén (©mmesa)
He
tratado de preguntar a numerosos estudiosos de estos temas, si existen en la
zona del puente algunos restos de monumentos megalíticos, asentamientos… pero
sin resultado alguno, a excepción de algunas fichas de objetos cerámicos y
otros objetos, catalogados en el Museo de Jaén, procedentes de excavaciones en la
zona.
Siguiendo investigando, en la base de datos del Patrimonio Inmueble de Andalucía, figura un asentamiento catalogado como de la edad del Bronce, con código: 230090083, y ubicado en la carretera comarcal J-3030 (Baeza-Jimena) km 36, a pocos metros del Puente Mazuecos.
6. Ubicación asentamiento Puente Mazuecos.
Haciendo un inciso, el Puente Mazuecos, llamado originalmente “Puente Nueva” sobre el cauce del Guadalquivir, fue un proyecto del Concejo de Baeza para potenciar una vía alternativa de unión entre Granada y la Corte que pasase por Baeza, en lugar de hacerlo por Bailén y posibilitar con ello también una mejor comunicación con otros pueblos cercanos como Jimena y Bedmar, de los que se proveía de víveres y mercancías. Este puente diseñado por los maestros canteros Andrés de Vandelvira y Francisco del Castillo “El Joven”, lo describí en una publicación que se puede descargar, por si alguien está interesado, en el enlace:
7. Vista Puente Mazuecos aguas arriba río Guadalquivir. ©mmesa
Personándome me desplacé al lugar, y contactando con un vecino de la zona, me confirmó que hace muchos años hubo unas excavaciones justo a la salida del puente, en el margen derecho de la carretera dirección a Jimena. El vecino me dijo que posteriormente esa zona la limpiaron y nivelaron, sembrándola de olivos, que luego los arrancaron, y que actualmente van a construir una gran balsa de agua para riego. Se supone que los restos de cerámicas y otros objetos existentes en el Museo de Jaén proceden de este asentamiento, lo que no he podido confirmar aún.
8. Vista aérea zona excavación entorno al puente.
10. Ficha de <Vaso Campaniforme> procedente
excavaciones Puente Mazuecos.
11. Ficha de <Cuenco> y <Pesa de telar> procedente
excavaciones Puente Mazuecos.
4. PARAJE DE `LOS CORRALEJOS´ EN EL
CAMINO ENTRE LA GUARDIA DE JAÉN Y PEGALAJAR.
Tanto en el libro de M. de Góngora: Antigüedades prehistóricas de Andalucía, como en el Catálogo Monumental de E. Romero, tan solo se hace referencia a este enclave de una forma muy escueta: “…Y el que se encuentra en el camino de La Guardia a Pegalajar y dicen de Los Corralejos…”, 55 años después continua E. Romero “… Este último se encuentra ya muy destrozado habiéndose utilizado gran número de sillares para la construcción de muchos caseríos que se han levantado en aquellos alrededores…”. Al día de hoy no quedan vestigios algunos de esta construcción megalítica, que al parecer estaba en la ladera del Cerro San Cristóbal y daba vista a la sierra de La Serrezuela de Pegalajar.
(Plano formado y publicado por la Dirección general del Instituto Geográfico y Estadístico. Año 1907)
En la revista Don Lope de Sosa del año 1928, podemos leer sobre este dibujo de la planta cuadrada de Los Corralejos que realizó Góngora:”… Señalando 27 enormes sillares, algunos de ellos, de un extraordinario tamaño, aunque ya entonces muchos de ellos separados de la línea de muro que cerraba el perímetro…”
15. (©mmesa)
14 y 15) Restos megalíticos en el enclave `Los Corralejos´ (fotografía E. Romero - 1913). (©mmesa).
- Cámara Sepulcral de Los Corralejos
Se hace notar que en ninguno de los planos consultados, tanto antiguos como modernos, no he encontrado el enclave de <Los Corralejos>, en cambio, atendiendo a la ficha del inmueble del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), con código: 01230380033, tenemos:
Identificación:
• Denominaciones: Cámara Sepulcral de Los Corralejos
•
Código: 01230380033
•
Caracterización: Arqueológica.
•
Provincia: Jaén
•
Municipio: La Guardia de Jaén
Clasificación:
• Tipologías: Cuevas artificiales (Tumbas)
•
Actividades:
-
•
P. Históricos/Etnias: Edad del Cobre
• Cronología: -
Descripción:
El yacimiento se encuentra en la ladera Noreste del Cerro de San Cristóbal.
A mediados del mes de septiembre de 1993, el Ayuntamiento de La Guardia comunicó a la Delegación de Cultura de Jaén la aparición de una sepultura en "cueva artificial" en el lugar conocido como "Los Corralejos". La sepultura se encontraba muy próxima al talud meridional de la carretera local JV-2223, que en ese período estaba en obras de mejora y ensanche, financiadas por la Diputación Provincial de Jaén.
La aparición de la sepultura se produjo, como suele ser habitual en este tipo de estructuras, de manera fortuita, al abrir una pala mecánica varios hoyos para la plantación de nuevos olivos. Según indicó el propietario de los terrenos, fue al día siguiente de abrir dichos hoyos cuando al contarlos observó que en uno de ellos se había abierto una oquedad en el terreno por la que accedió al interior de la cámara funeraria vaciando parte del relleno arqueológico que cubría la entrada a la sepultura. El hecho fue puesto en conocimiento del Ayuntamiento que procedió a comunicarlo a la Delegación Provincial de Cultura, quién encargó a un equipo de arqueólogos que visitara y estudiara el yacimiento.
La sepultura se encuentra excavada en la base geológica constituida por conglomerados de caliza de gran dureza y consistencia. Se compone de una gran cámara y un corredor de acceso situado en el lado Este. La cámara es circular con un diámetro de 2,5 metros y una altura libre hasta los sedimentos arqueológicos de 1,56 metros. Por lo que respecta al corredor, se desconoce su longitud total, ya que se encontraba taponado desde el exterior, aunque los sedimentos movidos parcialmente dejaron ver una altura mínima de 0,77 metros, encontrándose revestido con lajas de caliza verticales sobre las que descansan otras horizontales formando la cubierta. La laja horizontal que podía verse desde el interior de la cámara tiene una longitud de 1,05 metros. Para adaptar la mampostería de lajas a las paredes naturales de la galería, en el lado Sur se embuten piedras de unos 20 centímetros de grosor que cubren y cierran las irregularidades de entre los conglomerados y las lajas verticales.
En lo referente al contenido y estado del registro arqueológico, a pesar de que se destruyó parte del relleno del corredor, se recogieron restos óseos humanos pertenecientes al menos a un individuo (…) La estructura de la tumba, junto a los dólmenes y sepulcros en galería, es la típica utilizada como enterramiento durante la vigencia de la Cultura del Cobre en la Campiña Jiennense. La presencia del corredor indica que la tumba es colectiva, porque en su tiempo permitía el acceso a la zona donde yacían los cuerpos para realizar más enterramientos (…).
En visita al Museo de Jaén, con el fin de encontrar objetos procedentes de la excavación de la cámara sepulcral de Los Corralejos, me topé en sus vitrinas con objetos funerarios procedentes de las excavaciones realizadas en el Ejido de San Sebastián. La pregunta: ¿Dónde se ubica este lugar?
Investigando, descubro que Antonio
Blanco Freijeiro realizó unas excavaciones arqueológicas en la provincia de
Jaén en el 4º trimestre del año 1959 y publicaba en el Boletín del Instituto de Estudios Giennenses
(año VI, nº 22, pp. 89-123) los resultados. En este trabajo describe la
necrópolis íbera de la Guardia de Jaén. Entresaco de dicho estudio lo referente
a la localización del Ejido de San Sebastián:
“… El cerro en cuestión, recibe el nombre de Ejido de San Sebastián y se encuentra en las afueras del caserío de La Guardia, a unos trescientos metros del mismo, junto a la carretera de Jaén. El cerro se asoma a la vega del rio de La Guardia, uno de los tres (Los otros son el Quiebrajano y el Riofrío) que dan origen al Guadalbullón. A unos 25 km. en dirección O-NO discurre el Guadalquivir, fácilmente accesible desde aquí por Puente del Obispo, en dirección NO, o hacia Mengibar, en dirección N. El cerro viene a ser, por tanto, paralelo al que sirve de solar al pueblo de La Guardia y flanquea con el anfiteatro que entre ellos forma la vega del rio, un terreno que en la actualidad es rico en fruta, hortalizas y cereales de regadío.
El valle fluvial que se
extiende de NE a SE de estos cerros es el paso obligado para quien desde La
Mancha y Despeñaperros se dirige en dirección a Granada o a la costa meridional
(donde hoy se encuentra Motril y antaño Sexi y Abdera), ruta que coincidiendo
con la carretera general de Granada, remonta el río de La Guardia y a los pies
del pueblo entra en un paso angosto que da al lugar un gran valor estratégico.
La exploración hecha ahora, revela que el Ejido de San Sebastián, fue una
extensa necrópolis íbera, pero en el mismo cerro no hemos descubierto huella de
ningún poblado, señal de que este se encontraba en el mismo emplazamiento que
el caserío de La Guardia, desde donde controlaba el paso de la importante vía
que antaño pasaba a la vera, como más arriba queda indicado...”
17. Figura zoomorfa en el Museo de Jaén, procedente de La Guardia.
Como resumen de todo lo detallado en este apartado del <Paraje de `Los Corralejos´ en el camino entre La Guardia de Jaén y Pegalajar>, llego a la conclusión, no sé si estaré en lo cierto, que en la ladera que desciende desde el cerro de San Sebastián hasta la orilla del río de La Guardia se encontraba el poblado íbero, las tumbas y los caseríos, por decirlo de alguna manera, que componían el asentamiento en este lugar tan estratégico y rico, tal como apunta el Sr. Blanco Freijeiro.
5. FORTALEZA CICLÓPEA DE LARVA – TORREÓN ÍBERO - ROMANO.
19. Distancia del cerro Castellón de Larva.
20. Vista aérea de los restos de la fortificación en
zócalo rocoso peraltado, en cerro Castellón
- Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH)
Este monumento, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985
(BOE 29/06/1985). Atendiendo a la ficha del inmueble del
IAPH, tenemos:
Identificación:
Denominación: Torre
El Castellón.
Otras denominaciones: Fortaleza
ciclópea de Larva, Cerro Castellón, El Castellar.
Código: 01230540002
Caracterización: Arqueológica,
Arquitectónica.
Provincia: Jaén
Municipio: Larva
Clasificación:
Tipologías: Fortificaciones
Actividades: Defensa
P. Históricos /Etnias: Edad del Hierro II/
Iberos
Cronología Estilos-399--300
Asentamientos: Edad Media
Asentamientos: Época romana
Descripción:
En el cerro del Castellón
tiene una elevación de 670 m.s.n.m., está situado a 1370 m al noreste del
municipio de Larva. El yacimiento se sitúa en la parte superior de un cerro
amesetado y aislado, ubicado en medio del valle bajo del río Jandulilla,
disfrutando de una visibilidad excelente.
En su cima se conservan los
restos de una fortaleza ciclópea íbera de entre los siglos II y I a.C. Se trata
de un recinto amurallado, con una estructura cuadrangular y un aljibe en su
interior, construido con sillares de caliza que alcanzan 1,5 m de longitud.
Se trata de un oppidum
ibérico de planta rectangular, con sillares ciclópeos bien trabajados en piedra
caliza, colocados horizontalmente, y que alcanzan 1,5 m de largo. Orientado en
dirección noreste-suroeste, los muros del sureste y noreste utilizan la roca
del cerro, rellenando los huecos con bloques irregulares y de menor tamaño que
el resto. El muro noroeste es el mejor conservado, con una altura entre 1,20 y
3,90 m, y una longitud de 18,70 m. El suroeste sólo conserva algunos sillares.
El relleno es de mampostería y argamasa.
Alrededor de éste, se
aprecian nuevas líneas de muro que rodean el recinto. En el interior de éste
hay un aljibe de sillares regulares, más pequeños que los de los muros
exteriores.
El material asociado a estas estructuras es escaso, aunque por la forma del recinto y la argamasa de unión podría ser romano. Sin embargo, además de algunos fragmentos de terra sigillata, aparecen igualmente fragmentos de cerámica decorada con bandas geométricas de tipo ibérico, y cerámica medieval con decoración incisa.
Datos
históricos:
Es común en tierras de Jaén
la existencia de fortificaciones prehistóricas que comúnmente se ha venido
asociando a los "castellones" de los moros, incluso otros autores lo
asocian a las torres de Aníbal mandadas construir por los cartagineses.
Encontramos numerosos
ejemplos de este tipo en el curso alto del Guadalquivir. Posiblemente
pertenezca a la época más intensa de construcción, que fue la de las guerras
púnicas y posteriormente, romanas. Constituiría seguramente un recinto de
construcción mixta, el tipo más extendido, formado por un edificio de tapial
que se levanta sobre un zócalo elevado de sólida mampostería, desaparecido el
tapial hoy sólo quedan las primeras hiladas de piedra del recinto, que eran de
dimensiones variables, ciclópeas en el caso de Larva. Estos recintos ibéricos
eran construcciones cuadradas o rectangulares cuyas dimensiones oscilan en
torno a los diez metros de lado. Se situaban a poca distancia entre sí, a fin de
asegurar la comunicación óptica entre ellos, constituyendo un precedente de las
torres atalayas medievales.
La forma cuadrangular del recinto puede llevar a considerarlo como perteneciente a la época tartéssica, pudiendo incluso ser del año IV a.C. los más antiguos, tiempos en los que empieza a notarse la creciente influencia de la castramentación griega. Incluso puede ser púnico el origen último de muchos de estos recintos, dado el abundante número de ellos existentes en Túnez, Argelia, Sicilia y Cerdeña. Su origen sería el de avanzadas de los oppidum ibéricos cuyo hinterland protegían, otros vigilaban lugares estratégicos sobre las vías naturales de paso.
- Restos del aljibe en la fortaleza ciclópea de Larva.
El pintor Francisco Cerezo en el 1985, dibujó `in situ´ los restos del aljibe en la fortaleza ciclópea.
21_Dibujo de los restos del aljibe en la fortaleza ciclópea de Larva
(Castillos y atalayas del Reino de Jaén. Francisco
Cerezo y Juan Eslava).
En la
revista Don Lope de Sosa del año 1919,
podemos leer lo que Góngora observó en su visita a este lugar en 1868, y que
recoge en su trabajo Antigüedades
prehistóricas de Andalucía,
incluidos los dibujos de la fortaleza:”…Que
lo forman inmensos sillares, alguno colocado en la parte superior, de tres
metros y sesenta centímetros de longitud, por un metro y sesenta y tres centímetros
de ancho…” y prosigue: “… Sus piedras tendidas en lechos
horizontales, recuerdan célebres construcciones de Boecia, de Samos, de
Micenas…”
26. Restos muralla fortificada castillo de Ibros
(Dibujo M. de
Góngora - 1868).
Cincuenta y cinco años después, Enrique Romero de Torres en su Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén, escribió sobre esta construcción: “Nº 36. De estas construcciones ciclópeas, ninguna comparable al Castillo de Ibros, perteneciente al partido judicial de Baeza. Todavía se conservan los gigantescos murallones de tan importante edificación primitiva, formada de inmensos sillares, algunos colocados en las hiladas de la parte superior, que miden 3.60 m. de longitud por 1,65 m. de ancho.
Desde la época que los visitó Góngora, han sufrido mucha destrucción pues aquellas remotas murallas han servido y sirven actualmente de cantera, para suministrar la piedra necesaria para las modernas edificaciones de pueblos de sus cercanías.
Próximo a este lugar, en una plaza de la villa se conservan también grandes bloques de piedra, que parecen de igual época cubriendo un depósito de abundantes aguas corrientes, que los vecinos utilizan por una abertura hecha entre dos enormes sillares (fotos 22, 23, 24,25 y 26).
27. Construcciones ciclópeas_1
29. Construcciones ciclópeas_2
31. Construcciones ciclópeas_3
27 - 31) Construcciones ciclópeas `Castillo de Ibros´
(Fotografía E. Romero - 1913).
El pintor Francisco Cerezo
en el 1985, también dejó constancia de los restos de esta
fortificación ciclópea.
Juan Eslava,
completa el dibujo de Cerezo escribiendo:”…
Ibros fue
otro castillo de Baeza, entre Canena y Lupión. Después de la conquista de
Baeza, Fernando III lo entregó al infante don Alonso de Molina quién, en 1251,
lo hacía pagar diezmo. En 1358 Pedro I lo dio a Díaz Sánchez de Quesada. Más tarde
se dividiría en dos barrios: uno pasaría al señorío de Santisteban y el otro
quedaría de realengo.
En el centro del
pueblo subsiste todavía una fortificación ciclópea sobre la que probablemente
se alzó el castillo medieval, del que hoy no queda rastro después de que el
conjunto sirviera como cantera de piedra hasta época reciente.
Lo que hoy persiste de aquella fortificación son unos imponentes bloques de hasta 3’60 x 1’60 metros que constituyen una de las más antiguas muestras de fortificación prehistórica de nuestra península…”
33_ Vista cara norte muro ciclópeo (©mmesa)
34_
Vista cara norte y casa adosada al muro ciclópeo (©mmesa)
35_
Detalle esquina cara norte y oeste del muro (©mmesa)
36_
Vista cara oeste del muro en el <Callejón de los Peñones> (©mmesa)
- Ficha-inmueble-4893 del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH)
Este monumento, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985
(BOE 29/06/1985). Atendiendo a la ficha del inmueble del
IAPH, tenemos:
Identificación:
Denominación: Muralla
Ciclópea.
Otras denominaciones: Castillo de Ibros,
Muralla Íbera de Ibros, Muralla ciclópea de Ibros, Muralla íbera, Castillo
Código: 01230460007
Caracterización: Arqueológica,
Arquitectónica.
Provincia: Jaén
Municipio: Ibros
Clasificación:
Tipologías: Murallas
Actividades: Defensa
P. Históricos /Etnias: Edad del Hierro II/ Íberos
Cronología
Asentamientos: Edad del Hierro II/ Íberos
Asentamientos: Época romana
Descripción:
La muralla ciclópea se ubica
en la zona norte del casco urbano y en una de sus cotas más bajas, a unos 590
metros sobre el nivel del mar, en el barrio que se ha conocido como `el
señorío´. Resulta un emplazamiento totalmente lógico desde el punto de vista
estratégico ya que defendía la zona más vulnerable y más cercana a los cauces
de agua.
La muralla ciclópea, como su
propio nombre indica, pertenece a la tipología de arquitectura defensiva
militar, ya que se trataba del muro que circundaba la totalidad o al menos
parte, del perímetro de un poblado. También define su nombre el carácter y
dimensiones de su aparejo, consistente en grandes bloques pétreos que han sido
trabajados para mejorar su acople.
Son dos los lienzos de
muralla conservados, dispuestos de forma transversal y por tanto formando un
ángulo de 90 grados. Puesto que se asienta sobre la roca viva, que ha sido
trabajada para mejorar su función, la anchura de la muralla oscila entre los
dos metros aproximadamente en sus puntos más estrechos y los seis metros en los
de mayor amplitud.
La longitud de los lienzos
es de 12'55 metros para el menor y 14'50 para el mayor tomados en sus lados
exteriores. Por el interior, y debido a su considerable espesor, las mediciones
de longitud pasan a ser 10'20 metros y 11'20 metros respectivamente.
En cuanto a las alturas,
éstas oscilan entre los 3'80 y 3'95 metros medidos en su lado exterior,
mientras que por el lado interior oscilan en torno a los 3 metros.
Por la fachada exterior a la
calle Pilar, presenta tanto mayor altura como mayor amplitud. El aumento del
primero de los paramentos se debe a la topografía irregular del terreno y a que
el descenso en desnivel en dirección norte obliga a dotar a la muralla de una
mayor altura, para así igualar la parte superior.
Esta altura suplementaria
viene dada por una gran masa de piedra que sirve de asiento a la muralla. Esta
piedra, de las mismas características de los megalitos que posiblemente fueron
extraídos de ella, ha sido trabajada y
labrada para asimilarla y aprovecharla como parte de la muralla. El despiece
observable tras los muchos siglos transcurridos consiste en una serie de capas
horizontales superpuestas. La planta de esta masa de piedra que se encuentra
`in situ´ no es regular, sino que presenta una extensión transversal hacia su
zona central que le confiere una forma de `U´ muy abierta. El vértice de esta
`U´ coincide con el punto de la muralla de mayor amplitud o anchura.
La erosión ha motivado que
parte de estas capas aparezcan dotadas de cierto vuelo, al faltarles los
materiales sobre los que se asentaban. Pese a su aparente mayor tosquedad, un
análisis más detenido nos revela como determinados puntos de esta base han sido
objeto de una minuciosa talla, logrando una serie de piezas asemejadas a
paralelepípedos, que encajan perfectamente a modo de rompecabezas geométrico.
La línea de conjunción de las distintas piezas presenta un trazado en zig-zag.
Merece destacarse que esta roca madre presenta en algunos puntos grafitis
realizados mediante incisiones.
El material único utilizado
en la construcción de la muralla es la piedra arenisca, formando megalitos o
grandes piezas en forma de paralelepípedo.
La descripción que se detalla en la ficha-inmueble-4893 de la muralla ciclópea de Ibros, es muy extensa, habiendo reflejado en este punto tan solo parte de ella. Si alguien estuviera interesado la puede descargar en la web del IAPH.
- La fortificación a vista de pájaro
37_ (©mmesa)
39_ (©mmesa)
40_ (©mmesa)
37 – 40 Vista cara oeste y norte del muro y patio casa adosada (©mmesa)
Manuel de Góngora en su trabajo Antigüedades prehistóricas de Andalucía, no recoge datos algunos sobre esta muralla ciclópea en el cerro Miguelico, sí en cambio, Enrique Romero en su libro Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén, que los divide en cuatro apartados donde se incluyen fotografías correspondientes a los lugares que describe:
A dos kilómetros de
Torredelcampo en la parte media de la vertiente norte del cerro Miguelico, llamado también de San Isidro y al Sudoeste, se encuentra una caverna o cueva cuya entrada
se halla en un ángulo de un pequeño espacio llano entre las rocas que medirá
unos 4 metros de largo y 3 metros de acho.
Dicha entrada es sumamente
angosta, en forma de hendidura y en
dirección casi vertical, y hay que pasar
un espacio de tres metros de longitud en cuyo fondo y en una de sus paredes se
abre un pequeño conducto o agujero de 40 o 50 centímetros de diámetro y un
metro de largo por el que hay que meterse arrastrando hasta llegar a un
habitación bastante espaciosa. Sigue un estrecho pasadizo hasta llegar a otra
estancia bastante grande con estatuitas, donde se descubrió hace unos años una
losa sin inscripciones debajo de cual apareció un idolillo de hueso labrado, que catalogamos separadamente, y un esqueleto humano de grandes proporciones.
Posteriormente han
aparecido varios fragmentos de calaveras
y huesos que han destrozado. Esta cueva está sin explorar.
(Nota: de esta cueva no
existen fotografías en el libro)
Nº
43
A un kilómetro al pie de
este cerro y próximo a la ermita de Santa Ana existe una necrópolis íbera (¿?)
(Visigoda) con sepulturas labradas en la roca de diversos tamaños; por la
cabecera más anchos, pues van angostando suavemente hacia los pies y la
posición de todos es mirando al oriente.
Hay algunos descubiertos y los mayores tendrán poco más o menos 2 metros 15 centímetros de largo por 0,70 mts de anchura. Son exactamente iguales a los de otra necrópolis explorada por mí en el término de “Alcalá de los Gazules” en la dehesa llamada de Escobar y vulgarmente conocido dicho lugar por el “Cerro de las Sepulturas”
44. Necrópolis visigoda
Nº
44
Al lado de esta necrópolis
se ven las ruinas de un antiquísimo castillo o fortaleza de extenso perímetro
situada en una altura conservándose todavía un gran trozo de muralla ciclópea
compuesta por enormes sillares labrados toscamente, que miden algunos 2,50 metros de largo por
1,60 de ancho.
Esta edificación parece más primitiva que la del castillo de Ibros pues los sillares no son tan iguales como aquellos y su labra es más tosca como asimismo la manera de construir las hiladas de piedra.
46. Parte de la muralla íbera
Nº
45
El objeto hallado dentro
de la cueva del cerro de San Isidro en el término de Torredelcampo, es un ídolo de hueso que representa la figura
de un hombre toscamente tallado con los brazos pegados al cuerpo y simulando
tener cruzadas las manos sobre el vientre. Tiene señalados los órganos
genitales y por detrás varias rayas incisas en la cabeza como indica el pelo
que baja por su espalda al parecer en forma de trenza.
Mide 13 centímetros de alto por 2 de
ancho.
(PD: Actualmente está desaparecido)
47. Idolillo de hueso procedente de la cueva de San Isidro.
El pintor Francisco Cerezo en el 1985, también dejó constancia de los restos de esta fortificación ciclópea.
48. Dibujo de los restos de la muralla ciclópea en cerro Miguelico ©mmesa
- Ficha-inmueble-4849_del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH)
Este monumento, fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985
(BOE 29/06/1985). Atendiendo a la ficha del inmueble del
IAPH, tenemos:
Identificación:
Denominación: Cerro Miguelico.
Otras denominaciones: Cerro de Santa Ana;
Murallas Ciclópeas o Cerro de Santa Ana
Código: 01230860011
Caracterización: Arqueológica.
Provincia: Jaén
Municipio: Torredelcampo.
Clasificación:
Tipologías:
Actividades:
P. Históricos /Etnias: Edad del Hierro II/ Íberos
Cronología:
Asentamientos: Edad del Hierro II/ Íberos
Asentamientos: Época romana
Descripción:
El yacimiento se extiende por una pequeña meseta y su ladera Norte. Presenta tres ocupaciones, Íbera: mediados del siglo VI principios del V antes de Cristo; Íbero-romana: último cuarto del siglo I antes de Cristo y primera mitad del siglo I después de Cristo; y musulmana: siglos IX y X, las cuales han generado un auténtico tell (**) de 4 a 6 metros de altura, en el que destaca un lienzo de muralla ciclópea en los sectores occidental y meridional del yacimiento, posiblemente del siglo I después de Cristo. Del siglo VI antes de Cristo se documentó una fortificación con bastiones semejantes a los de la Plaza de Armas de Puente Tablas. En época musulmana la muralla ciclópea se reutilizó creando posiblemente un adarve. De esta época destaca un vaso trípode con decoración verde manganeso.
** (Colina artificial formada por la superposición de ruinas de edificaciones en diferentes épocas)
En el Mueso de Jaén, existen numerosas piezas de este yacimiento arqueológico, para muestra las que incluyo:
49. Vasija de cuerpo globular y cuello angosto. Museo de Jaén.
50. Olla. Museo de Jaén.
51. Cara oeste muro ciclópeo cerro Miguelico ©mmesa.
52. Detalle esquina sudoeste muro ciclópeo cerro Miguelico ©mmesa.
53. Vista aérea meseta ©mmesa.
Vista de la colina artificial formada por la superposición de ruinas de edificaciones en diferentes épocas: Íbera (siglo VI a.C.), Íbero-romana (siglo I a.C.) y musulmana (siglos IX y X).
55. Necrópolis con sepulturas labradas en la roca de
diversos tamaños ©mmesa.
56. Vista aérea necrópolis junto a la muralla ciclópea ©mmesa.
Como fin de este trabajo, cuando hablábamos del castillo de Ibros
decíamos: ``… Desde
la época que los visitó Góngora, han sufrido mucha destrucción pues aquellas
remotas murallas han servido y sirven actualmente de cantera, para suministrar
la piedra necesaria para las modernas edificaciones de pueblos de sus cercanías…´´,
pues
bien, en nuestro caso y a título personal,
próximo al enclave de la muralla y de la necrópolis, existe una pista
con dirección Este, en donde se localiza a un 1 kms aproximadamente, una escollera de piedras de grandes
dimensiones, la verdad que mal colocadas (deduzco que es debido al empuje de la
tierras de la ladera que sostienen), y que por su tamaño y aspecto tosco son de
características análogas a las piedras de la muralla ciclópea, siendo nada de extrañar
que procedan del cerramiento perimetral que tuvo el asentamiento a lo largo de
los siglos, y del que tan solo queda el paño de muralla actual.
Jaén, 15 Noviembre del 2023
Bibliografía
- Antigüedades prehistóricas de Andalucía; autor: Manuel de Góngora y Martínez.
- Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de Jaén; autor: Enrique Romero de Torres.
- Los puentes de Andrés de
Vandelvira en la provincia de Jaén; autor: Miguel Mesa Molinos.
Enlace: https://drive.google.com/file/d/1AIK7iYyK9IzTVGJm7EoRHW2jy-t7AD0_/view
- Castillos y atalayas del Reino de Jaén; autores: Francisco Cerezo y Juan Eslava.
- Instituto Andaluz
del Patrimonio Histórico (IAPH).
- Museo de Jaén.
- Dialnet.
- Textos, fotos, maquetación y operador de dron: Miguel Mesa Molinos.
👉Mi agradecimiento a Juan Antonio López Cordero, José
María Cantarero, Luisa María Ramirez Lara (IEG) y Ángel Puerto, por la ayuda prestada en el desarrollo de este
trabajo.