Como sabéis estoy haciendo la verea de forma virtual desde mi
casa. Los Carlillos ya han llegado felizmente a la dehesa y ahora les queda por
delante un arduo trabajo, el primero: “El apartado de las ovejas”. Para
terminar quiero compartir con vosotros la experiencia que viví en noviembre del
2016, mi primera verea, que sería la misma de esta mañana, si hubiera podido estar con ellos.
La verea no finaliza cuando se llega, si no
cuando se apartan las ovejas en diferentes hatos y se reparten por la dehesa.
Al principio, había unas 1.300 ovejas que estaban en los Campos de Hernán Pelea, justo en el paraje de la Loma de la Paja y Las Lagunillas. La
mayoría de estas ovejas estaban preñadas desde el mes de agosto. Desde este
paraje se inició el primer tramo de la verea hasta las instalaciones de los Carlillos,
en el paraje del Castillico en La Matea. Allí se reunieron con otro hato de
unos 700 animales, en el que también había ovejas preñadas desde el mes de
octubre.
En toda la verea, las ovejas iban formando un
solo hato, además de un grupo de cabras, mansos, los perros, dos yeguas, los Carlillos, y el que subscribe.
Fg.01) El hato ya en la dehesa. “Rambo” como siempre el último.
Fg.02) Al final de la tarde camino de los corrales. Daniel, José Carlos y los careas, con “rambo” cerrando el hato.
Fg.03) Al fondo los corrales.
Fg.04) ¡Por fin hemos llegado!
Fg.05) Vista aérea de la
tiná del apartado. Se pueden apreciar los cobertizos y los corrales, así como un
pequeño hato de los Carlillos entrando al atardecer.
Fg.06) El hato ya en los corrales de la tiná, al finalizar la jornada.
El primer día después de la llegada, aún se
encontraban las ovejas en la tiná en la que las dejamos. Allí se procede,
siguiendo una tradición familiar heredada de su padre, a separar o apartar los
animales en diferentes hatos o grupos. Las preñadas que parirán en enero, como
conviene que estén cerca del cortijo, a una
zona de pastos de la dehesa más próxima. Las que lo harán en marzo, un poco más
alejadas en otra; otro hato más pequeño, compuesto por las que se le echarán
los carneros sobre marzo, en otro lugar, y así se van haciendo los hatos
durante toda la mañana y bien entrada la tarde, para que al final del día cada
hato duerma en el lugar en el que permanecerán hasta el regreso a los pastos
altos de los Campos, allá por el mes de mayo ¡Todo un arte!
Cuando estaban todas las ovejas ya juntas en el Castillico,
los tres hermanos las contaron. El sistema: José Carlos en la puerta del cobertizo cuidando que los animales entren de dos en dos, despacio pero sin
pausa. Daniel, adentro, las contaba por pares, y cuando tenía
cincuenta, encogía un dedo de la mano; al final dijeron: ¡47! y remataron. Yo que presenciaba todo el trequemaneje, me
quedé a dos velas, pues no sabían qué querían decir. Domingo en una libretilla
anotó los dedos encogidos, los multiplicó por 50 y le sumó la última y única
cantidad que se dijo en todo el conteo, al final: 1947 ovejas. Todo ello a una
velocidad de vértigo, las ovejas entrando sin parar, y los dedos encogiéndolos
como en una sesión de magia ¡tecnología punta en la era digital!, pero que no
falla.
Fg.07) José Carlos vigilando la entrada de las
ovejas, de dos en dos.
Fg.08) José Carlos, Daniel y Domingo con la
libretilla, haciendo cuentas.
Una vez en la dehesa, a medida que iban haciendo
el apartado de los animales en los diferentes hatos, volvieron a contar a los
animales con el mismo método, tal solo faltó una oveja. De está, por desgracia presencié su muerte en los cordeles de la Natao. A la pobre le dio un infarto y
cayó fulminada desde un risco. Se le quitó el crotal y el collar, a fin de
dejar constancia en el libro genealógico de su muerte, y quedó en el camino para pasto de los buitres
leonados que hay en la sierra ¡ley de vida!
En resto de los
animales llegaron todos bien, bueno una
de las ovejas apareció con una oreja desgarrada por algún animal, pero tan
fresca y la foto da testimonio de ello.
Para iniciar la
operación de la separación de los hatos, hay que imaginarse que los corrales,
los cobertizos y cualquier espacio disponible en la tiná, estaba ocupado por
las ovejas. Con mil esfuerzos consiguieron:
primero desalojar el primer corral de la entrada en donde colocaron un
artilugio casero formado por una pasarela con una puerta abatible e hicieron pasar
por allí de un corral a otro, una y otra
vez, a las ovejas durante toda la mañana. Se traían un trajín que no llegué a
entender como lo hicieron ¡algo espectacular! Al final
sin darme cuenta como lo hicieron, pues todas las ovejas me parecían iguales,
consiguieron hacer los diferentes hatos.
Fg.10)
Fg.11) Domingo, Daniel y José Carlos, colocando el artilugio casero para ir separando a los animales.
Fg.12)
Fg.13)
Fg.14) Trajín de los animales de un sitio a otro de la tiná.
En toda esta operación, se nos han olvidado los perros; estos a sabiendas que la verea se había terminado, seguían
cumpliendo con su misión. Rambo
pendiente de sus ovejas, y el resto esperando órdenes, eso sí, ya mucho más relajados.
Fg.15) Rambo y Tina, en la puerta del corral
F.16) Moro y Lince "roques" al sol de la
mañana.
Una vez que se habían hecho los hatos, se
fueron repartiendo por la dehesa.
Fg.17)
Fg.18) Las ovejas recelosas al paso de una de
las puertas del mallado en la dehesa.
En el campo, cuando se
termina alguna faena importante, como es nuestro caso, se hace el remate.
Nosotros para festejarlo y dar gracias que todo había salido muy bien, nos
comimos, gracias a Domingo que las hizo,
unas gachasmigas con sus avíos correspondientes.
Fg.19) Una imagen vale más que mil palabras
Los que ya peinamos
canas hemos oído con frecuencia decir a los mayores, que si no sirves para
nada, te metas a pastor. La Real Academia de la Lengua, define al PASTOR:
Persona que guarda, guía y apacienta el ganado, especialmente el de ovejas. Yo
diría más: persona que tiene más licenciaturas que nadie: en veterinaria,
economía, meteorología, medio ambiente, nutrición, en geología. Además
practica: el senderismo y la botánica, sabe de logística y transporte; tiene
especial intuición para diseñar estrategias en el terreno, que sorprendería a
un estratega militar. Es ecologista, no de boquilla como muchos, si no de
verdad, y practica la solidaridad, más de lo que se cree.
Lo ningunea la
administración y mucho listo se aprovecha de él. Para los que creemos, Dios
nuestro Padre hace referencia de él desde el principio de la creación ¡con
bondad! Yo he visto con mis ojos como Daniel, me dejó el hato de la ovejas ¡a
mí un simple aprendiz!, y se fue a buscar de una manera desesperada una
borrega, que por su cabezonería salió pitando por un olivar.
Dice un proverbio
saharaui: <<Entre la verdad y la mentira puede no haber más de cuatro
dedos: la distancia que separa la oreja del ojo. Porque lo que te contaron
puede no ser verdad, si te mentían. Pero lo que tú has visto con tus propios
ojos, sabes que es cierto, y para ti es innegable ya. Por dónde vayas luego
proclamarás esa verdad de la que eres testigo. Y ya no te dejará porque lo has
visto>>.
Quiero terminar
diciendo que cuando veáis por esos campos de Dios a un pastor con un hato de
ovejas, pensar que en esa persona hay unas cualidades, que ya muchos quisieran
para sí.
Desde aquí mi
agradecimiento a José Carlos, Daniel y Domingo García Rico, por sus enseñanzas,
consejos, honestidad y buen hacer, y a todos los pastores de Santiago, que
aunque no daban por mí ni un duro en la <verea>, sé que me deseaban buen
camino.
Miguel Mesa Molinos.
*fotos, textos, maquetación: Miguel Mesa Molinos
Fin de la trashumancia por lo que dices Miguel, bravo bravo y bravo por las palabras a estos señores, tan bonitas, porque para mí una carrera es muy respetable, pero saber llevar un ganado y aprender los hijos de cada madre todo lo que conlleva este oficio no lo sabe hacer cualquiera, nada más que el que lo hace, y para mí es tan respetable como el que tiene una carrera, mi marido fue pastor no había sido nunca, y yo lo anime a que lo fuera, y sin saber estuvo 19 años y para mí fue un gran honor de que aprendiera otro oficio más, así que muy bien explicado sr Miguel mi enhorabuena, por explicar todo también y enhorabuena a esos señores que lo han hecho sensacional muchísimas gracias a todos un saludo.
ResponderEliminarGracias Francisca por tu comentario. Efectivamente, para conseguir el oficio que tienen estos pastores hay que tener años de trabajo y sacrificio, pues los animales no saben de fiestas, vacaciones… A lo largo cuatro años en mis numerosas visitas a la dehesa y a la sierra, he vivido con ellos experiencias que me han dado la dimensión humana de estas personas, tanto en su trabajo diario, como a nivel familiar. Qué te voy a decir a ti, que lo has experimentado en propia carne. El problema que falta generación que siga con esta noble profesión. Gracias de nuevo y un saludo. Miguel Mesa
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