LAS <<PLUMAS DE AGUA>> EN LOS RAUDALES DE JAÉN.
Artículo publicado en el Diario Jaén (06.02.2022)
A los que ya peinamos canas la expresión: `Pluma de agua´ y `Raudal´ nos son familiares ¿Quién no ha oído hablar desde nuestra niñez, sobre todo los que somos de Jaén, del `Raudal de la Magdalena´ o del `Raudal de Santa María´? y, ¿de la `Pluma de agua´? Pero me pregunto: ¿No les sonarán a `chino´ estos términos a los más jóvenes y a los que ya no lo son tanto? Pues bien, voy a tratar de explicar dentro de mis posibilidades, estos conceptos que forman parte desde antiguo de la distribución de agua potable en nuestra ciudad, sobre todo en los barrios de La Magdalena, San Juan, San Bartolomé, La Merced, El Sagrario e incluso San Idelfonso…
Aunque el objetivo de este estudio son
las <<plumas de agua>> en
los raudales de Jaén, convendría
recordar cómo se abastecían los numerosos pueblos que la han habitado desde la
antigüedad:
- Del raudal de La Magdalena: los
asentamientos en las Edades del Cobre y Bronce (calle Santísima Trinidad en el
barrio de la Magdalena); en la Época de los íberos (pequeño Oppidum en la
Meseta de Olivar, siglo II a.c.).
- Del raudal de La Magdalena y de
Santa María: los romanos (1º emplazamiento en el Oppidum íbero y luego se
desplazan en el siglo I a.c. junto a la
Fuente de la Magdalena, Marroquíes Altos…); los asentamientos árabes y
cristianos… hasta finales del siglo XIX, en la que se inicia un nuevo periodo
trayéndola de lugares cercanos a la ciudad tales como: desde el T.M. de Los
Villares (Arroyo Frío), o desde nuestro propio término municipal: Las
perforaciones de las Peñas de Castro, o del manantial de Mingo en el paraje de
Los Cañones, o desde el embalse del Quiebrajano, por mencionar algunos de los más importantes.
La ciudad de Jaén como es sabido se
asienta en la falda del Cerro de Santa Catalina, elevación formada por terrenos
calcáreos, que constituye un verdadero depósito de agua, que emerge a través de
las fracturas de la capa freática, dando lugar a numerosos manantiales, varios
de los cuales se encuentran dentro de la propia ciudad: La `Fuente de la
Magdalena´ que aflora en la plaza del mismo nombre, que junto a su raudal de
distribución, abastecía principalmente
el sector noroccidental de la ciudad, y
la `Fuente de Santa María´ que afloraba en el cerro del Tambor, frente al
Seminario Diocesano, y que abastecía principalmente el sector oriental. Ambos manantiales
jugaron un importantísimo papel en la articulación de la ciudad a lo largo de
su historia, convirtiéndose en el principal factor que motivó el origen de este
núcleo urbano y su progresivo desarrollo hasta nuestros días.
Desde estas fuentes se distribuía el
agua a los barrios a través de cauces
abovedados, galerías visitables y canalizaciones subterráneas, en donde se
ubicaban distribuidores o repartidores que tenían conectadas tuberías de plomo
que llevaban el agua potable a las casas de los vecinos, eso sí, a los más
pudientes; el resto tenían que abastecerse de numerosas fuentes públicas distribuidas por
los barrios. A todo este conjunto se le llamaba `raudales´.
- El raudal de La
Magdalena -
El manantial principal era la Fuente
de la Magdalena que abastecía la parte baja del barrio del mismo nombre, parte del barrio de San Juan, Los Caños y el
barrio de San Bartolomé, llegando incluso hasta la actual plaza de Los
Jardinillos.
El agua sobrante del manantial sirvió
también, primero para abastecer unos baños
de origen romano, que estaban situados entre la Casa del Rincón o del Agua y
los baños de don Fernando, lugar en el que luego se fundaron el convento de
Santa Úrsula y el Huerto de Cárdenas (Colegio Público Ruíz Jiménez), donde
parece haber existido canalizaciones y el segundo acueducto de Aurgi, y el
sobrante para regar las huertas próximas, pero esto será objeto de otro estudio
posterior.
- El raudal de Santa
María –
El otro manantial, el de
Santa María, que se encontraba en la falda del Tambor (Plaza de Lola Torres en
la actualidad), abastecía la parte baja del barrio de la Merced, Plaza de Santa
María, el barrio del Sagrario y San Idelfonso, e incluso llegaba hasta el pilar
de la Alameda (fuente adosada al convento de Las Bernardas).
En el libro `El Viejo
Jaén´ su autor, Manuel López Pérez, escribe:
“…
A la salida de la ciudad por la Puerta de Granada, a mano derecha y
junto a la hoy Glorieta de Lola Torres nacía bajo un abrupto peñascal un
copioso raudal de aguas frescas y cristalinas. Era el famoso y renombrado
Raudal de Santa María que durante siglos surtió de agua a un amplio sector de
la población. Abastecía nada menos que ochenta y seis fuentes particulares de
los barrios del Sagrario y San Ildefonso y a un grupo de concurridas fuentes
públicas tan renombradas como las del Cañuelo de Jesús, el Pilar de la
Imprenta, los Pilarillos de Santa María, el Pilarejo del Borrego, las fuentes
de San Francisco y San Ildefonso y el concurrido Pilar de la Alameda...”
“…Desde el manantial -hoy cubierto por edificios- las aguas se recogían en una gran balsa provista de un rebosadero, que en épocas de abundancia caía en cascada al barranco de Santa Ana, agregándose al arroyo que bajaba desde las alturas de Almodóvar y El Almendral y surtiendo el lavadero público de “La Poceta” Desde allí, a través de un cauce abovedado de vara y media de sección, (1'257 metros), proseguía la conducción pasando junto a los conventos de Santa Ana y Carmelitas Descalzos hasta finalizar en un gran repartidor junto a la fuente del Cañuelo de Jesús.
05_ El lavadero público de la “Poceta” al pie del Manantial de Santa María.
Este minado orillaba el tortuoso Barranco de los
Escuderos y debido a los desniveles del terreno, precisaba de ingeniosas obras
de fábrica para nivelar el discurrir de las aguas y favorecer su rápido
tránsito…”
En referencia a las fuentes públicas, en el libro “Jaén desde sus obras públicas”, su autor, José María Almendra, escribe: “… El Renacimiento ha dejado en piedra la historia de sus fuentes decorativas, distribuidoras de agua y testigos de amores y leyendas:
- La Fuente de los Caños
- La Fuente del Arrabalejo
- Fuente Nueva
- La Fuente de Las Bernardas.
Las dos primeras se abastecían del Raudal de la Magdalena, y las dos últimas del Raudal de Santa María.
La
Fuente del Arrabalejo, con su gran frontis adosado a una pared de la calle de
Millán de Priego, construida por el corregidor licenciado Gómez del Castillo,
en 1574.
08_ La Fuente Nueva
Fuente Nueva, en la Plaza de la Merced, del siglo XVII.
11_ EL Pilar de la Alameda o Fuente de Las Bernardas (3)
La Fuente de Las Bernardas, situada
en el lateral de la tapia que cierra el convento por La Alameda.
Este pilar abrevadero se abastece de un venero, y no es potable el agua, tal como se indica en una placa. Hay que aclarar que en la actualidad el agua que brota por los caños de las fuentes públicas, es de la red municipal, está clorada, y por supuesto es potable.
- El repartidor o
distribuidor -
Anteriormente hemos
dicho: “… Desde estas fuentes se distribuía
el agua a los barrios a través de cauces abovedados, galerías visitables y
canalizaciones subterráneas, en donde se ubicaban distribuidores o repartidores
que tenías conectadas tuberías de plomo que llevaban el agua potable a las
casas de los vecinos, eso sí, a los más pudientes…”
- La pluma de agua -
El diccionario de la
lengua española dice: `Pluma de agua´, 1. f. Unidad de medida que sirve para aforar las aguas, y cuya equivalencia varía mucho según los países.
En concreto en Jaén 0,10 litros/segundo.
En el libro “Jaén desde
sus obras públicas”, su autor, José María Almendral, escribe: “…
Antes de 1928, Jaén disponía de unos 50 l/seg.; <dos raudales> se
distribuían en las llamadas <<plumas de agua>. Escotaduras que se
hacían en una alberca circular que rebosaba, llevándose cada poseedor de una o
más pluma su ración del líquido elemento, por tubería de plomo, a su casa…”
A tenor de lo expuesto, las `plumas de agua´ forman parte del distribuidor. Este elemento de forma troncocónica, estaba fabricado en chapa de zinc. El agua a `repartir´ le entraba por la base, y las salidas a las viviendas estaban acopladas en su lateral. Como describirlo es un poco engorroso, y como una imagen vale más que mil palabras he realizado una serie de esquemas dónde se ve perfectamente como era.
El que suscribe a
principio de los años 1980 tuvo la suerte de trabajar en numerosas obras de
saneamiento, abastecimiento y pavimentaciones de gran parte del barrio de la Magdalena. Se
cambiaron las tajeas de obra por donde circulaban las aguas fecales por
colectores de hormigón o pvc, con sus correspondientes arquetas y pozos de registro, así como la instalación de la
redes de abastecimiento de agua potable sustituyendo las tuberías de
fibrocemento y plomo que existían por tuberías de fundición y polietileno.
Ejecutando estas instalaciones, en
concreto en el cruce de la calle Martínez Molina con Arroyo de San Pedro y el
acceso a la plaza de San Juan, existía un distribuidor de agua en chapa de zinc
con numerosas “plumas” y salidas en tuberías de plomo que abastecían a las
casas (de los pudientes) situadas por debajo del nivel de esta calle.
Desgraciadamente ese distribuidor fue a parar a la “chatarra” cosa imperdonable
en la actualidad, pues tendríamos ahora un elemento singular de la red de
abastecimiento que podría estar en el Museo de Jaén.
De los raudales quedan algunos signos externos. Del principal, el Raudal de la Magdalena, está el manantial frente a la iglesia y una red de galerías visitables bien documentadas. Del Raudal de Santa María, algunas arquetas murales jalonadas en la Carrera de Jesús. En estas arquetas se supone que se encontrarían ubicados los distribuidores.
16_ Distribuidor en la Carrera de Jesús, esquina Cantón de Jesús.
La pregunta ¿Pero queda algún
repartidor en Jaén en funcionamiento? Por suerte quedan dos, que al menos yo
sepa. Estos distribuyen el agua de la
Fuente del Alamillo que se encuentra en la Sierra del Neveral. Uno de ellos se
encuentra en el interior de una caseta anexa a los depósitos que abastecen al
centro hospitalario (Me consta que el Neveral tiene derecho a “siete plumas de
agua” de este repartidor).
El segundo (no voy a revelar su ubicación) tiene 26 plumas de agua repartidas en seis salidas (2 de una pluma, 2 de cinco, 1 de tres y otra de 4). Todas estas salidas están abasteciendo caserías del entorno.
19 _ Detalle de las `plumas de agua´ en el distribuidor.
Este repartidor está construido en chapa de acero laminada, con salidas de tuberías de polietileno con válvula y filtro, y entrada de agua por la parte superior. Es de fabricación moderna, pero copia exacta del que existía en chapa de zinc, tuberías de plomo y entrada por la base.
Jaén, 6 de febrero del 2022
*Fotos, diapositivas, textos
y maquetación: Miguel Mesa Molinos
¡Muy interesante!
ResponderEliminarMuchas gracias hija. Un beso.
EliminarMe ha llamado la atención el título de tu artículo porque desconocía el significado de los términos "plumas de agua" y "torrente", y no será por no peinar canas.
ResponderEliminarCuanto me queda que aprender todavía!
Tienes suerte de vivir en un lugar donde, puedes contemplar aún esas fuentes que trasladan solo con su imagen, a un tiempo más amable, en el que el ruido del agua significaba paz, significaba vida.
Excelente artículo.
Buenos días amiga Enriqueta, en primer lugar darte las gracias por tu comentario. La verdad que escuchar el ruido del agua al salir por de los caños de cualquier fuente, aunque sea en plena vía pública en los barrios antiguos de nuestros pueblos, es un verdadero placer, y en Jaén aún tenemos esa suerte. Ahora me viene a la memoria la fuente imperial de Carlos V de la orden de Santiago en Almedina, tan cerca de tu pueblo, que es una verdadera “joya” por su enclave, su conservación, su historia…Esperamos que estos hitos sigan en pie para próximas generaciones. Un abrazo.
EliminarMiguel qué grande eres,no lo de tallas todo perfectamente eres un crack para todos los textos que haces y todo lo que te pones,muy bonito el agua siempre es bienvenida en rollos fuentes pantanos etcétera como yo siempre digo el agua es fuente de vida un placer, abrazo Miguel.
ResponderEliminarBuenas tardes amiga Francis, como siempre no sé qué contestarte, me tienes subido en un “altarico” ya verás luego el “cepazo” que pego. Por ciento el día 19 de marzo, sábado, San José, en Torre de Juan Abad presentaremos d.m. la exposición de la trashumancia que teníamos pendiente en la casa museo de Quevedo, no lo sabe aún mi amiga Rosa… En fin, muchas gracias por tu cariñoso comentario.
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