La primera noche de verea, dormimos en un paraje
cerca de Hornos llamado <Hoya Morena>. Las ovejas estuvieron toda la
noche en un cercado de malla cinegética guardadas por nuestros perros
mastines, que aunque en el camino se mostraba amigos míos, no se dejaban
acariciar dicho sea de paso, excepto “Rambo”, que cerraba el cortejo al lado
del que suscribe, creo que en realidad me consideraba también parte del hato y
siempre se atrasaba unos pasos detrás de mí para que no me perdiera, aunque por
la noche, cuando ya estaba con sus “ovejas”, mejor era no acercase.
Aquí podéis ver la majestuosidad del hato.
También se repite la escena de Domingo y Daniel
situados en la puerta del cercado para evitar lesiones de las ovejas.
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