Artículo DIARIO JAÉN en el cuadernillo "La Semana": Historias de Segura - Los Huecos de Bañares.
El pasado martes, día 19,
nos llegaba la noticia de que la
Guardia Civil, en concreto, guardias del puesto de Siles y del Servicio Aéreo
de Granada, auxiliaban a una persona que se
encontraba aislada por el temporal desde el pasado día 1 de enero, en el paraje
conocido como “El Collao”, en el término municipal de Segura de la Sierra. Esta
persona, Javier González López, de profesión: GANADERO Y PASTOR, en mayúscula, nacido
en los Huecos de Bañares, y para más señas vecino de Segura. El cual, ante las condiciones climatológicas tan
severas que se presentaban, y teniendo siempre la premisa que “sus animales son
lo primero”, permaneció “al pie del cañón” como se dice vulgarmente, con el fin de que no se desperdigaran y pudieran tener el sustento asegurado. Eso solamente
lo hacen los que son pastores de verdad y estos, gracias a Dios, en las Sierras
de Segura, son mayoría.
- Segura de la Sierra y sus cuartos
Un “cuarto” es
un enclave territorial alejado que algunos pueblos segureños poseen fuera de
sus términos como reserva de pastos para sus ganados. En concreto, Segura
de la Sierra tiene tres cuartos, que son:
Los Cuartos de Las Juntas, en el enclave del
embalse del Guadalmena a 25 kilómetros de Segura por carretera.
Los Cuartos de Los Huecos de Bañares, a 14 kilómetros de
Segura, y lindando con la provincia de Albacete.
Los Cuartos del Pinar y los de la Loma de Rex, próximos a la aldea de Don
Domingo en el término municipal de Santiago de la Espada, fronterizos con la
provincia de Granada, y distanciados de Segura a más de 70 kilómetros.
Como
el protagonista de nuestra historia se encuentra en “El Collao”, y este enclave
en los Huecos de Bañares, nos podemos preguntar:
- ¿Qué son Los Huecos de Bañares?
En el libro “Vocabulario del Nordeste Andaluz, el habla de las Sierras
de Segura y de Cazorla”, se dice: “… Hueco, Adj.. .Valle
amplio, hondonada entre montañas o situado en sus laderas (Comarca de Segura)...”.
Los Huecos de Bañares es un
amplio valle con una longitud aproximada de 12 kilómetros. y una altitud que
ronda entre los 1.300 a 1.000 metros.
- Viaje por Los Huecos
Los Huecos de Bañares es un
territorio rodeado de elevadas cimas pobladas de densos pinares, que se
alternan con profundos valles y que paulatinamente se abre hacía el río Segura
que sirve de frontera entre las provincias de Jaén y Albacete. En las montañas
de este enclave, han predominado las actividades forestales y ganaderas, las tierras más accesibles de las laderas y del valle han tenido un eminente
carácter agrícola, con olivar, cultivos del cereal y viñedo, aunque en el día
de hoy se encuentran en un proceso de
desaparición muy acelerado, debido fundamentalmente a la ausencia de la presencia
humana en la zona. En las riberas de los arroyos del valle y en zonas próximas
a los manantiales de los repliegues de las montañas, hay hortales que desde
siempre han propiciado artículos básicos para
la alimentación de los serranos.
La población ha vivido hasta tiempos
recientes, dispersos y aislados en los numerosos cortijos mal comunicados, que se distribuyen por su dura orografía.
Cortijo de Navalespino
El acceso a los Huecos de Bañares es desde la carretera que discurre
entre Siles y Hornos por el monte de la Carnicera. A un kilómetro
aproximadamente del cruce de Segura, parte una pista forestal a la izquierda;
la pista tiene una longitud de 37 Kilómetros hasta la aldea del Parolí que se
encuentra en la ribera del río Segura (mitad es de Albacete y mitad pertenece a Segura ¡tres casas! según
el censo).
A unos kilómetros del inicio de la
pista nos encontramos con el cortijo de Navalespino, continua hasta un collado
próximo al monte del Espino, y en la bajada nos encontramos el cruce del camino
de la Fuente del Tejo, la Raja de Gontar, la Peguera, el Madroño...
Cortijada de Morillas
Posteriormente se asciende al collado de Morillas y es en este punto
dónde se inicia el enclave de los Huecos. A lo largo de 12 kilómetros de pista
nos salta a nuestra vista numerosas cortijadas semiderrumbadas, huelgas de
tierra sin sembrar, tinás abandonadas, eras de trillar, pero también puntas de
ovejas entre los pinares y hortales sembrados de papas, ajos, tomates,
habichuelas morunas... Es la realidad de un núcleo de población en donde vivían
en los años cincuenta más de 70 familias y que ahora se ha reducido a una sola
familia y a un grupo de pastores.
Las
Cortijadas de los Huecos
Los Huecos de Bañares están formados por dieciséis
cortijadas o núcleos de población: El Centenar, El Recodo, La Tiná, Cañada
Chica, La Espinea de Abajo, La Espinea de Arriba, Las Lagunillas, El molino del
Rubial, Los Centenarejos, El Horcajuelo, La Caña, El Toconal, Morillas de
Arriba, Morillas de Abajo, El Collao y la más grande de todas, Prado de Juan
Ruiz.
Una de estas cortijadas es el Toconal, se encuentra bajo un gran
farallón de piedra; tiene un manantial de agua que vierte a una alberca. EL
cortijo lo forman varias construcciones, la casa propiamente, la cuadra para
las bestias y un cobertizo que sirve de tiná para las ovejas, en su entorno hay numerosas encinas, chaparros
y hortales.
En lo alto del farallón sobresale una gran piedra que tiene el aspecto
de la cabeza de un lagarto vigilante.
Cortijada del Collao
EL Collao era el centro de todas las cortijadas de los Huecos, tenía
escuela, tienda de comestibles y una herrería, Juan Ramón López era el herrero,
en la fragua fabricaba toda clase de utensilios para la labranza y para el uso
habitual en las casas: tenazas, estrébedes... Además también herraba a las
numerosas bestias que había en el lugar.
Es la única cortijada que se encontraba habitada por una familia: Mariana, ya fallecida, y su hijo Javier, nuestro protagonista. Tienen
una punta de ovejas y un hortal limpio y sembrado, que lo riegan con el agua de
una fuente próxima. De esta familia la escritora Lola Suardíaz Espejo, en su
libro: La Vida Tradicional en la Sierra de Segura, hace referencia diciendo:“…Por
su inolvidable hospitalidad en un lejano día de verano, del que no olvido ni la
comida, ni el recorrido a pie por las típicas cortijadas de alrededor, ni las
bellísimas e imponentes encinas, algunas emparradas, ni la fragua abandonada,
ni la ermita de San isidro... Ellos hicieron que me parezca esta zona una de
las más bonitas de la sierra...”
- La vida de antaño en los Huecos
Mi amiga Rosa, enamorada
de este enclave, describía la vida en este
lugar: “… Cuesta entender hoy en día que aquí viviesen
durante los años 50 más de 70 familias,
o cómo compartían una misma ermita,
o un único cementerio, o una
pequeña tienda. Cuesta comprender cómo todos se unían para celebrar las
fiestas, y cuesta entender cómo se puede
ser feliz con tan poco.
Permítame el lector de esta
página que juegue con su desconocimiento; que habilite donde no es, un
cementerio o una ermita; que construya donde no lo hay, ese mundo que se dobla
como un mapa para poder salvaguardarlo a mi manera.
Esta entrada es en gran parte de Miguel, los datos son suyos, obra la magia que surge de la memoria de sus amigos de Segura, de la adorable Matilde nacida en Los Huecos, de Esperanza, de Julia y de Javier, solitario pastor que no duda en quedarse en esta tierra, que sueña y vive en su sueño como último guardián de la tierra a la que tanto quiere.
Prado de Juan Ruiz
Las familias se alimentaban
fundamentalmente de lo que producían los hortales y de los cereales que
cosechaban. Hacían conservas de tomate y pisto, mermeladas...Y gallinas,
corderos y cabras para así obtener huevos, leche y carne. El pescado que comían
era de conservas: sardinas, atún y bacalao que traían de Siles y Segura.
Las bodas tenían un encanto muy
especial. Se casaban entre los vecinos, en realidad se rejuntaban, a la espera
del cura, el cual no podía acudir hasta alguna fecha importante dada la lejanía
y los malos caminos por recorrer. La novia no vestía de blanco, eran trajes de
color oscuro que ellas mismas confeccionaban. Las fiestas duraban tres días,
colaborando todos los vecinos. Las mujeres elaboraban los manjares, amasaban y
cocían el pan. Cocinaban gallinas, asaban corderos. A la novia se le regalaba
utensilios para el hogar. Por lo general se quedaban a vivir en casa de los
padres en una habitación que adecentaban para la pareja.
El médico y la
comadrona
El sitio más cercano donde había
un médico era Segura o Siles. Se tardaba en caballería por lo menos 5
horas en llegar a través de senderos. En las aldeas existía la medicina
tradicional a base de hierbas naturales.
Una mujer hacía de comadrona en las casas. Paradójicamente, las gentes llegaban a una edad avanzada, era normal ver ancianos de más de 90 años.
La escuela
En el Collao se encontraba la escuela, aquí acudían todos los niños de las dieciséis cortijadas. Los de Prado de Juan Ruiz tardaban en llegar casi hora y media. Así sucedió que las familias de Prado llamaron a un maestro "ciruela", era un hombre bajito con minusvalía, según decían "más listo que el hambre". Enseñaba casa por casa. Su salario era la comida y cama y algo de dinero.
Para todos los Huecos había un
cementerio en Cañada Chica, justo al lado de la ermita. Hoy está oculto por un
pinar pero se pueden ver algunas cruces. Era un vecino el encargado de
fabricar los ataúdes. Por lo general no se hacía ningún rito religioso hasta
que llegaba el cura de Segura, que podía tardar días o meses. Se le
decía una misa al difunto acudiendo todos los vecinos.
La ermita
Para todas las cortijadas había una sola ermita ubicada en Cañada Chica con la imagen de San Isidro, patrón de los Huecos de Bañares. Además contaba con las imágenes de la Virgen Milagrosa, San José y un Sagrado Corazón de Jesús. Al marcharse los vecinos todas fueron trasladadas a la iglesia de Segura. La campana que había en la espadaña de la ermita, hoy está colocada en el campanario de la iglesia parroquial Nuestra Señora del Collado en Segura de Sierra. Todos los días tañe anunciando La Oración de la Iglesia, de Laudes a Vísperas.
10. Ermita de San Isidro en Cañada Chica.
La fiesta patronal era pues el 15 de Mayo. Allí se juntaban los vecinos durante tres días. El día principal se sacaba el santo en procesión. Los vecinos a la puerta de la iglesia hacían apuestas a la voz de:"¡santo para adentro!" (Del interior de la ermita); "¡dos duros!", por ejemplo y otro decía:"¡el santo para afuera!", "¡tres duros!". Y así iban por las puertas de las casas subastando, unos daban dinero para que se quedara el santo dentro de su casa por un rato y otros para llevárselo a la suya. Así compraron la imagen del Sagrado Corazón.
También se celebraban las cruces de Mayo. En Prado
se colocaban dos o tres.
La solidaridad
La fiesta también tenía un carácter solidario. Había un vecino que se dedicaba a ir casa por casa a pedir víveres que luego juntaba y ayudado por una bestia con un serón se acercaba a las viviendas de los que menos posibles tenían y los repartía.
Los músicos
Los vecinos llamaban a músicos de Segura, a Quisco "el Rateta" y a Valeriano para animar los bailes. Tenían un laúd y una guitarra y para cuando tenían más dinero, les acompañaba uno con acordeón que era de Cabeza la Mora. Bailaban jotas serranas hasta altas horas de la noche alumbrados por candiles, velas y fogatas.
La fiesta de todos los Santos
Cuando llegaban los Santos en el mes de noviembre se celebraban las Fiestas de Ánimas, volvían a llamar a los mismos músicos, su salario era la manutención, la cama y algo de dinero que recogían los vecinos. Su misión era tocar en los bailes que se hacían en las casas. Si llegaban vecinos de otra cortijada ofreciéndoles mejores condiciones laborales, se los llevaban y así los músicos podían tirarse casi un mes en los Huecos de Bañares.
- Epílogo
Y a mis amigos Eusebio y
Aurora, a Javier y Marí su hermana, a
mi vecina Julia, y a Matilde, por
desgracia ya fallecida…, que han compartido conmigo su tiempo y sus historias
para que pudieran tener cabida en esta publicación.
Jaén, 24 de enero 2021
*Periódico DIARIO JAEN
*Texto, fotos, diapositivas y maquetación: Miguel Mesa Molinos
Reportaje humano que desgrana con detalle y oficio lo que acontecía en aquellas cortijadas hace apenas unas décadas. Se lee de un tirón y se echa de menos más información sobre la vida y costumbres de sus habitantes. La despoblación de ese mundo agreste, montaraz y profundamente solidario. Enhorabuena. Agustín Blanco.
ResponderEliminarBuenos días Agustín, en primer lugar darte las gracias por tu comentario. También quiero decirte que llevas razón lo que dices que se echa de menos más información sobre la vida y costumbres de este enclave, pero te diré que en Segura quedan tres personas que hayan vivido allí, y que en reunión con ellos he podido recopilar lo que he escrito, no obstante intentaré seguir con el tema dándoles la lata. Gracias de nuevo y un saludo.
EliminarPD. Como he publicado el tema en mi muro de Facebook, curiosamente han contestado numerosas personas que han tenido relación con el lugar, sobre todo segureños que emigraron y le han traído muchos recuerdo la lectura del artículo.
Mi nuera Marisol ha colgado su artículo en nuestro grupo familiar en WhatsApp. Muy interesante, Miguel y me han entrado unas ganas de repetir la ruta hacia los Huecos que intentamos hace muchos años
ResponderEliminarDigo"hacia"ya que por un lado mi coche no era lo más apto y al final nos perdimos y dimos la vuelta. Hemos estado en Parolis de donde procede mi consuegra Pica. A ver si este verano lo intentamos de nuevo.
Buenos días, en primer lugar espero que se encuentre Vd bien junto su esposo y su familia. No sabía que Pica era del Parolis, pues le hubiera preguntado muchas cosas. La pista que se inicia en Navalcaballo y que llega al Parolis pasando por los Huecos tiene 36 km, pero hay que llevar un todo terreno o al menos un vehículo con el piso alto, pues el tramo desde los Huecos al Parolis no se encuentra en muy buenas condiciones. La verdad que es un enclave precioso y bien merece una visita por sus paisajes y por la historia que encierran esas aldeas ahora vacías. Este verano DM ya verá como lo puede hacer. Gracias por su comentario y un saludo de Amalia y mío.
EliminarBueno como no quiere que le diga señor Miguel pues ya lo trataré de tu yo tengo casi 10 años menos, también voy para arriba ya pero de mentalidad joven eso siempre jaja, bueno ya aclarado esto Miguel me encantan las historias que ya han sido vividas en otras épocas, esas cortijadas que yo por suerte de pequeña estuve en una de ellas estábamos 15 familias con nuestra ermita y todo yo hice de hecho la comunión en una ermita en una finca llamada navalavaca, cerca de torrenueva y teníamos también nuestro colegio, y entonces se vivía como familia lo que hoy ya queda poco de eso por desgracia, qué más puedo decir de todas no sé cómo llamarlo porque son vivencias vividas pero si decirle que me encanta como lo escribe como lo revela como lo hace vamos un 10 y aunque no nos conozcamos como en familia un abrazo.
ResponderEliminarBuenas tardes Francisca. Muchas gracias por tu cariñoso comentario, y por cierto, me he dado cuenta que soy mayor que tu ¡10 años! ¡Vaya tela marinera!, que se va a hacer, pero a tener una mentalidad como un chavea, a eso no me ganas, aunque mi mujer Amalia cuando le digo esto, me contesta que aunque me crea que soy un chavea, los años no engañan, y me pone en mi sitio. Bueno ya en serio, yo siempre he vivido en una ciudad como es Jaén, aunque por mi trabajo he viajado mucho teniendo la suerte de conocer a mucha gentes de otros lugares, las que me han contado sus vivencias en aldeas como la que tú describes, transportándote a ellas nada más escucharlos. De eso quien sabe mucho es nuestra amiga común Doña Rosa, la que todos los años se van por esos mundos solitarios de Dios, y luego nos dejas sus historias en imágenes, en fin, como dicen los de mi pueblo ¡Viva la Pastora! y cuídate. Otro abrazo para ti, ya queda menos para conocernos en ese precioso y acogedor Campo de Montiel.
EliminarPD: Te agradezco mucho, mucho… tus comentarios.
Tu amigo Miguel.
Me ha encantado este reportaje, conforme iba leyendo me venía a la memoria todas esas historias q mi abuela Paulina, q vivian en Espinea de arriba, me contaba. Aún queda gente aquí en Siles que remanece de los Huecos de Bañares, q podrían contarte historias sobre la vida de las gentes q en los 50 y 60 allí habitaban.
ResponderEliminarYo nací en Parolix, aunque vinimos a vivir a Siles con 7 años. Un fuerte abrazo.
Buenos días y muchas gracias por el comentario. Me quedo con el ofrecimiento y sobre todo tengo que volver a Parolix, pues según mis datos hay ¡tres casas! que pertenecen a Segura de la Sierra, y aunque no sea para eso, ir bordeando el río Segura desde las Juntas hacia Yeste, y acercase al recodo que hace el río en tu aldea, es una verdadera preciosidad.
EliminarEn primer lugar gracias por el reportaje de los huecos de bañares pero si quieres una información verídica 100por 100 tendrías que contactar con gente que vivió en los años 40 y 50 que todavia viven hablo con conocimiento de causa gracias que mis padre y tíos viven todavía y si tienen historia para contar las que quieran.
ResponderEliminarBuenos días, en primer lugar gracias por leer la publicación y por el comentario acertado que ha puesto. Le diré que para confeccionar lo que he escrito hablé con personas que han vivido en los Huecos y que son vecinos míos en Segura de la Sierra, aunque yo resido en Jaén. En relación seguir informándome y poder ampliar “el reportaje” con más vivencias de personas que fueron vecinos de los Huecos, como quiera que se ha ofrecido a ello, me puede enviar un correo a mesamolinos@telefonica.net y yo le remito mi móvil y quedamos en como organizarlo. Sin más y dándole de nuevo la gracias, le envío un saludo
EliminarPD:
1. No tengo ningún problema en desplazarme a dónde me diga, mientras nos deje la dichosa pandemia.
2. No sé si es señor o señora, pues en comentario tan solo dice: Unknown
Un saludo. M.Mesa
Fíjate, Miguel, que tras tantos años viajando por estos campos de Dios, cuando me preguntan que dónde me quedaría siempre contesto que en algún lugar recóndito de Los Huecos de Bañares. Quizás Morillas de Abajo, mi Prado de Juan Ruiz o en el abismo de Los Centenarejos. Echo tanto de menos poder viajar. Algunas veces sueño que, esta vez acompañada de mi perro, regreso y vuelvo a retomar la búsqueda de las perdidas sendas que entrelazaban las cortijadas.
ResponderEliminarJavier, persona extraordinaria que tuve la inmensa suerte de conocer, es el mejor para contar sobre soledades, sobre ilusiones, es el que mejor conoce estas sierras, a las que abraza cada día. Gracias a ambos.
Amiga Rosa, se cuánto te gusta este lugar que te has pateado tu solita muchas veces, dejando constancia en tu blog, de sus paisajes y de las historias que te han contado algunos vecinos, muy pocos, con los que te has topado, entre ellos nuestro común amigo Javier. Ahora por desgracia nos toca estar en casa por algún tiempo, pero seguro que vendrán tiempos mejores donde podamos seguir disfrutando de este maravilloso enclave, y poder compartirlo con los demás. Un abrazo de tu amigo Miguel.