domingo, 25 de julio de 2021

Crónica de una jornada en los agostaderos de los Campos de Hernán Pelea.

 

Artículo DIARIO JAÉN en el cuadernillo "La Semana": Crónica de una jornada en los agostaderos de los Campos de Hernán Pelea.







A lo largo de cuatro años, he ido contado mis experiencias como aprendiz de pastor a lo largo y ancho de las vereas trashumantes de invierno y primavera con mis “jefes”, los hermanos García Rico “Los Carlillos” de la Matea, pero me quedaba vivir con ellos una noche en los agostaderos de verano en los Campos de Hernán Pelea.

01_Vista de los Campos desde Cueva Honda.

Los agostaderos

-      El Puerto

Voy a poneros en situación. Cuando a finales de mayo, principios de junio, llegamos con el hato a los Campos a pasar el agostadero de verano procedentes de Sierra Morena, el hato, en nuestro caso unos 2.300 animales, entre ovejas y un número pequeño de cabras y machos cabríos, se divide en dos grupos. El primero, unas 1.300 ovejas aproximadamente, de las que una cantidad aún por determinar están preñadas o “preñás”, pues han tenido a los carneros en la dehesa de Sierra Morena, se quedan en una zona que le llaman “El Puerto”, a una cota de 1.650 metros de altitud media. Este agostadero está a los pies de Las Empanadas (2.107 m de altitud). Este pico está situado entre los límites provinciales de Jaén y Granada y entre los parques naturales de la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas (JA), del que es el punto más alto, y el parque de la Sierra de Castril (GR). Por supuesto cobertura de móviles, “nati de plasti”. Aquí los pastores, tanto de Santiago – Pontones, como los de Castril, Fátima… ya en Granada, no tienen posibilidad alguna de comunicarse, ni tan siquiera con el ¡112!, vamos lo que se dice “dejados de la mano de Dios” y hay casi 30.000 mil cabezas de ganado. 

 


02_Plano del agostadero del Puerto




03_Tiná del Puerto. El hato saciando la sed en el tornajo de las siete pilas.



En este agostadero del Puerto, hay una tiná y un tornajo con siete pilas que recibe el agua de una fuente que brota en el “Collao Salistre” a 1.811 metros de altitud, que sirve de apoyo a los pastores que tienen asignado este territorio. Hago referencia a las altitudes de este agostadero para que nos hagamos la idea en donde nos encontramos.




04_Vista de la Sierra de Castril, la cueva del Puerto y el límite de las provincias en el puerto de Lézar.

 


05_Vista de Las Empanadas desde el puerto de Lézar.

  •        El Collao de la Paja

El segundo grupo, unas 1.000 ovejas, más unas 40 cabras y los machos cabríos los llevan a otro agostadero, también en los Campos, situado a unos 9 km de distancia. Aquí no hay tiná, tan solo un refugio llamado “Collao de la Paja” (1.775 metros de altitud) y un corral aprovechando una depresión geológica denominada “dolina” que es típica de los Campos, a la que también se le conoce por “torca”.



06_Plano del agostadero del Collao de la Paja. 

  •        Los refugios de montaña

Haciendo un inciso, quiero mencionar que en los Campos hay una serie de refugios que están acondicionados para que senderistas pasen la noche. Es importante saber que los pastores de antaño lucharon mucho en su época para que el Estado se los construyeran con el fin de darle refugio y apoyo en todas las épocas de año, sobre todo protegerse de las situaciones climatológicas tan adversas que se dan en el territorio: tormentas, lluvia, heladas, nevadas…En la actualidad están acondicionados para pasar la noche, pero con frecuencia, aunque parezca mentira, sufren numerosos actos vandálicos de los “supuestos ecologistas - senderistas” pues rompen los cristales, dejan suciedad, encienden fogatas en la puerta de entrada, y hasta se ha dado el caso de unos cazadores furtivos que abatieron un ciervo, le quitaron el trofeo y el cuerpo lo arrojaron al aljibe que recoge el agua de la lluvia…, como diría un paisano “hay gentuza para todo”


¿Cómo trascurre una jornada en los agostaderos?

  •        Ponerse en situación

    Mes de julio, luna llena, numerosos “peazos” de tierra sembrados de trigo ¡aún verde!, los animales ya esquilados, ni una sola nube en el cielo, temperatura que ronda por la noche los 10 grados o menos y durante el día más de 30 y un sol de justicia. Ahora si estamos ya situados.



07_Vista desde el Collao de la Paja de parcelas sembradas de cereales.

  •        Las ovejas

Las ovejas sobre media mañana, y debió al calor, se “acarran”, es decir se protegen del sol agrupándose colocando sus cabezas bajo el vientre de las demás, quedándose así al menos hasta medía tarde. A partir de ese momento se ponen a caminar, comiendo las hierbas que se van encontrando en el camino para luego digerirlas, y así están toda la santa noche, y parte de la mañana, bueno, también se acercan a los tornajos próximos para saciar la sed.  En su camino por el territorio que tienen asignado, se topan con números pedazos de tierra sembrados de trigo. Como es de suponer, les atrae entrar en el sembrado y comer a “mandíbula suelta”.



 08_ De madrugada (6 horas), un grupo de ciervos comiendo en un trigal.

  •        Los pastores

En principio ya nos hemos situado, por otra parte, sabemos que las ovejas se “acarran” desde media mañana hasta media tarde, el resto de día y noche anda y comen.

Ya tan solo nos queda hablar de los pastores ¿Qué misión tienen estos?, pues es bien fácil la respuesta: Estar todo el día pendiente de ellas conduciéndolas por el agostadero, llevarlas a los tornajos para que sacien la sed, dejarlas a la noche de “careo” , y al amanecer ¡5,30 de la mañana! estar de nuevo pendientes por dónde anda, que no se mezclen con las del vecino, y sobre todo estar pendiente de su peor enemigo: ¡que no se metan en las siembras!, es decir, eso supone estar toda la santa noche, mañana y tarde despiertos, sobre todo las noches que hay luna, en la que los animales se mueven como si fuese pleno día. En las noches que no hay luna, los pastores pueden al menos echar un “cuscurrón hasta que amanece”, o en la picak o en algún refugio, eso un día tras de otro, y así junio, julio y parte del mes de agosto, hasta que recogen las siembras.

 


 09_ ¡7 de la mañana! el hato a careo en la ladera del monte Manga del Hornillo, junto a Las Empanadas.

  •     La sala de curas o el hospital de día

Antes hemos relatado una serie de tareas que nuestros anegados pastores llevan a cabo a lo largo de todo el día, incluida la noche, pero nos hemos dejado atrás una de ellas, que para mí tiene una importancia fundamental y que entra de lleno en eso que llaman “el bienestar animal”,  y es la capacidad, más bien el buen oficio, que tienen de detectar si una oveja, en nuestro caso, cojea porque tiene una herida entre las pezuñas,  o tiene clavado un “rompesacos” en la piel o en un ojo, o bien  si tiene una herida en el cuello, o las ubres hinchadas… y así un largo etc., que son pequeñas heridas, dolencias… que a veces tienen consecuencias nefastas si no las ves y no actúas rápido… pues en una herida abierta se “caga la mosca”, aparecen los gusanos, y estos son capaces de matar a la oveja... así de duro y crudo.

  •     ¿Cómo detectan si una oveja no se encuentra bien?

Eso sorprende aún más si cabe, pues vas caminando detrás del hato, p.e.j. en el agostadero, y te dicen: van dos o tres animales cojos, y otro no me gusta como tiene el ojo, hay otra que renquea y no me gusta la marcha que lleva… eso cuando estás entre unos ¡1.000 animales! en un  amplio frente y entre matorrales ¡tiene su mérito detectarlo!, y sobre todo ¿Cómo lo solucionas?, pues coger a un animal a cielo abierto siguiendo la normativa específica de bienestar animal, no lo consigue ni el portero de la selección tirándose a parar un penalti.

  •     La cura

Es nuestro caso, José Carlos, en el agostadero del Pinar, optó por llevar al hato a la tiná por la mañana y encerrarlas en el corral, ayudado por su carea, que para más señas está aprendiendo, pero ese cometido ya lo ha superado. En el corral y observando al conjunto de los animales que estaban abigarrados, fue cogiendo una a una a las ovejas que había detectado con dolencias, y para eso hay que tener mérito. A una le había entrado en el ojo un “rompesacos” y le sangraba, otras tres, tenían entre las pezuñas heridas, otra una herida en el cuello… Una vez inmovilizadas le fue aplicando la cura pertinente, eso sí, siguiendo la normativa específica para estos casos y que han aprendido en los cursos de bienestar animal a los que han asistido, bueno, también aplicando la lógica y los años de oficio heredado de su padre. A cada oveja que curan le ponen una marca en el vellón. De esta manera las tienen localizadas de forma fácil para seguir con el tratamiento hasta su cura total.



010_ El hato ya en la tiná. José Carlos localizando a las ovejas heridas.



011_ En plena cura en el improvisado hospital de día.



012_Tiene mérito y sobre todo oficio, localizar a una oveja herida entre ¡1300! 

 Terminamos y dejamos a los animales otra vez a “careo”, pero como ya rondaban las 10 de la mañana, éstos se fueron directos a una zona para sestear hasta la tarde. A la vuelta y cerca del refugio de Cañada Mergosa, nos encontramos con Domingo y su hato, el que había detectado que también a algunas de las ovejas había que curarlas, poniéndonos manos a la obra para solucionarlo, pero en este caso con más dificultad, pues no había corral, pero si experiencia suficiente aprendida para estos casos.

013_ El segundo hato próximo al refugio de Cañada Mergosa.



014_ Domingo y José Carlos de nuevo en la improvisada sala de curas bajo un sol de justicia.

Ya eran más de la once de la mañana, dejamos a los hatos y regresamos a la Matea para “almorzar”, como dicen los serranos, que no es lo mismo que desayunar o comer, y así hasta las 5 de la tarde que de nuevo hay que partir para los Campos a empezar con el día.

La despedía

Me ha faltado explicar dónde echamos el cuscurrón de la noche. Refugio del Collao de la Paja, una cena ligera debajo de una pequeña bombilla, tres camastros… los careas en el quicio de la puerta, y en el exterior la soledad de los Campos debajo de la cúpula de un cielo limpio en dónde la vía láctea resplandecía de forma espectacular ¡todo un espectáculo!, que compensa en parte la jornada, por decirlo de alguna manera, que a diario tienen los pastores de Santiago – Pontones, Castril, Fátima… en los Campos, pero igual de dura que los pastores de otros lugares, pues los animales nos tienen vacaciones y comen a diario… Así que detrás de esa carne de cordero segureño, como es nuestro caso, hay una ardua tarea y sacrificio que pocos reconocen.      

 

Los Campos de Hernán Pelea, julio 2021

 

Textos, fotos y maquetación: Miguel Mesa Molinos.                 

   




2 comentarios:

  1. Moreno El Mayor
    ¡Buah!, con mucho placer y más curiosidad, he aceptado tu generosa invitación para disfrutar de esta noche tan singular: con jefes como "Los Carlillos" da gusto "trabajar", lo he pasado bomba y he aprendido mucho. He vivido tu crónica con la imaginación aguzada y puesta en una noche fría de luna llena, en lugares ubicados en alta cota de montaña, cielos limpios, y envuelto en los trajines de los pastores que, con tanta responsabilidad, apenas si pueden descabezar un breve cuscurrón. Ya veo que son personas que han de valerse en soledad para solventar mucho imponderable: sabios mudos que merecen mucho respeto y más reconocimiento social. Estremece, Miguel, la manera con que los animalitos se acarran: de ahora en adelante -no como cuando éramos tan jóvenes como torpes- no me pasarán desapercibidas la chuletillas de cordero, particularmente las segureñas, por el mimo y la labor anónima que hay detrás de ellas. Espléndida crónica, amigo, ilustrada con una cabal cartografía y unas fantásticas fotos que hacen del texto un compuesto de belleza integral. Recibe mi reconocimiento por tu buen hacer. Y un fuerte abrazo desde los madriles,

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    1. Amigo Antonio !Leche¡ qué bien te expresas, ya me gustaría a mí escribir así, en fin todo no puede tenerlo uno. Muchas gracias por este extenso comentario, además no sé cómo contestarte, y como eres mi amigo, ahí lo dejo. Un fuerte abrazo desde la Sierra de Segura.

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