Verano de 2022. A la sombra de una encina observo cómo un escarabajo pelotero rueda, en dirección a su nido, la bola de estiércol que ha realizado de una boñiga de caballo.
Las especies de escarabajos son muy
numerosas y variadas sus formas de comportarse. Grosso modo, en los coprófagos
―los que se alimentan del estiércol― encontramos los cavadores ―entierran
fragmentos de excrementos debajo de la boñiga donde han realizado el nido―,
moradores ―se encuentran dentro o debajo de la boñiga sin realizar nido― y los
peloteros. En cuanto a su alimentación, los hay que aprovechan: excrementos,
carroñas, frutas podridas, arbolado muerto, hojarasca, humus, cadáveres, otros
materiales… facilitando el reciclado de los nutrientes del suelo.
Los escarabajos juegan un papel muy
importante en la recuperación de los pastizales; al construir sus nidos bajo
tierra y enterrar los excrementos, aportan nutrientes al suelo― fósforo,
nitrógeno y potasio―, a la vez que evitan la exposición al aire de estiércol
que hace que se desarrollen bacterias que emiten CO2 y evitan la producción de
metano. Al remover el suelo destruyen huevos, larvas, parásitos, dispersan
semillas e incrementan su permeabilidad y aireación. En cada bola de
estiércol la hembra deposita un huevo.
Las bolas se endurecen y secan solo en la superficie, el interior se mantiene
húmedo, permitiendo a las larvas
alimentarse, desarrollarse y convertirse en adultos que emergerán a la
superficie. Buscarán pareja, harán nido y comenzará un nuevo ciclo. Se
reproducen principalmente en verano y parte del otoño. Cuando llega esta fecha,
se entierran hasta que llegan las lluvias primaverales que los animan a salir.
La ausencia de escarabajos supone acúmulo de estiércol, aumento de plagas de
moscas y otros parásitos.
Los escarabajos coprófagos se
encuentran extendidos por todo el mundo y están especializados en actuar sobre
los excrementos de los herbívoros de ese lugar. En Australia no existían
escarabajos que degradaran los excrementos de los animales que introdujo el
hombre: vacas, ovejas, caballos… aunque sí existían escarabajos que actuaban
sobre las heces de los marsupiales, lo que llevó a un cambio en la composición
de los suelos y en un menor aprovechamiento de los pastos por falta de
nitratos, desarrollo de plantas no deseadas, rechazo a comer próximo a las
heces al no haberse descompuesto estas…
Hacia los años sesenta, Australia contaba aproximadamente con 30 millones de cabezas de vacuno. Una vaca deposita entre 10 y 11 boñigas al día, esto supone unos 115.000 millones de boñigas al año, que cubrían unos 2 millones de hectáreas. La gran pérdida de pastos que les suponía, les llevó a tomar la decisión, en 1963, de importar escarabajos de África y de la cuenca mediterránea y hoy tienen sus propios escarabajos ya adaptados a sus tierras. Tras su introducción, se han ido corrigiendo los problemas anteriores.
En una hectárea bien gestionada, con
una carga ganadera adecuada, se cree que el número de escarabajos puede ser
superior a los 6000 y que con su labor pueden enterrar y descomponer las tres
cuartas partes de las heces producidas por el ganado. La pérdida de los
escarabajos haría que aumentaran en más del doble las emisiones de dióxido de
carbono y metano a la atmosfera por parte de la ganadería extensiva.
No sé si este y otros aspectos los
tienen en cuenta quienes hacen los cálculos de las emisiones de gases de efecto
invernadero. En los ecosistemas, todos los eslabones son importantes, si uno se
rompe, afecta al conjunto de la cadena. La ganadería extensiva es un eslabón,
que ayuda a mantener otros. Me gustaría que cuando un ministro, ministra o
ministre haga una declaración sobre ganadería diferencie entre ganadería
extensiva e intensiva
Según el Ministerio de Agricultura,
nuestro país cuenta con un censo de unas 20 millones de cabezas de ovino. Una
hectárea quemada de bosque mediterráneo libera 30 Tm de CO2 equivalente a lo
que emite la obtención de 67,69 canales de cordero de 11 kg (según D. Vicente
Rodríguez Estévez / Universidad de Córdoba). Este año (2022) se han quemado en
España 300.000 hectáreas que han emitido la misma cantidad de gases que se
derivan de la obtención de veinte
millones y medio de corderos. Aunque
esto no es real, en la ganadería extensiva, el balance, en este caso, es
negativo. Es decir, la ganadería extensiva contribuye a captar o fijar más CO2
que emite. En resumen, si esas hectáreas hubieran estado bien pastoreadas,
posiblemente no hubieran ardido, se habrían producido corderos y fijado gases
de efecto invernadero que no hubieran ido a la atmosfera.
Antonio Rodriguez Rodriguez
Veterinario y ganadero
Qué gran artículo, gracias Miguel por traerlo hasta aquí.
ResponderEliminarEs obvio que para querer al campo hay que vivir con él
Totalmente de acuerdo. Gracias por el comentario M.Mesa
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