En mi anterior publicación contaba la historia del Cristo de “José EL Lanero” que se encuentra en Pontones, en concreto en el Pontón Bajo. Cuando visité Pontones tenía dos objetivos: documentar la historia del Cristo de José “El Lanero”, e indagar sobre una costumbre muy arraigada en Pontones y que sigue aún hoy viva como en antaño: “Las Capillas domiciliarias”.
Lo
comenté con mi amiga Rocío Ojeda, y me confirmó que también en la Matea existe la
práctica de esta religiosidad popular bajo el auspicio de una “Hermandad” de
mujeres a la que pertenece su madre.
¿Qué son las Capillas domiciliarias?
Las capillitas u hornacinas son urnas
de madera que contienen la imagen de un Santo o de una Virgen protegida por un
cristal que circulan por los hogares según un orden preestablecido, para unir
en la oración y en la piedad a las familias devotas.
F1) La Virgen Dolorosa en una urna de cristal. Se venera en la
iglesia parroquial de Ntra. Señora de la Asunción en Hornos.
En
la Sierra de Segura esta práctica o costumbre existía en numerosos
pueblos, aunque no era exclusiva de este
territorio, pues me acuerdo cuando era chavea de verlas circular por algunas
casas de Jaén, en donde vivo.
Mi primer contacto con las “Capillas Limosneras” como las
llamo, fue en la iglesia
parroquial de Hornos “Ntra. Señora de la Asunción” . En la sacristía había varias
capillas con las imágenes entre otras, de
la huida de la Sagrada Familia a Egipto, San Jose con el niño y El Nazareno o La
Milagrosa.
F2)
F3)
F2-F3) Capillas limosneras en la sacristía de la Iglesia Parroquial de Hornos.
Sus orígenes
En el libro “Religiosidad
Popular: Capillas Domiciliarias (María José Manzanares y Rosario Gallego - Patronato
Municipal de Cultura Alcázar de San Juan, 2009)” sus autoras nos dicen que su origen se remonta al siglo XV, o
incluso antes; que surgen de la devoción a la Virgen y a los Santos por
parte de la comunidad franciscana y de las órdenes de caballerías medievales. Que
las hornacinas de la Virgen del Carmen, San Antonio de Padua y San Francisco de
Asís, circulaban por los hogares según un orden preestablecido, para unir en la
oración y en la piedad a las familias devotas y que junto a ellas, a veces
figuraba un libro de oraciones y una hucha para depositar limosnas.
Es
muy probable que la orden franciscana en la etapa de adoctrinamiento del recién
descubierto continente americano, fuera la encargada de difundir esta forma de
culto para evangelizar a los indígenas en creyentes, pues las capillas de madera con las imágenes
eran más fáciles de transportar a lejanas distancias. En la actualidad esta
tradición aún perdura en algunos lugares de Norteamérica como de Sudamérica.
Las Hermandades de mujeres: su organización
Las
capillas han sido veneradas y cuidadas por mujeres, siendo piezas fundamentales
en la pervivencia de esta tradición, transmitiéndose de unas generaciones a
otras.
En
la sierra, por la información que me ha
llegado, están organizadas en Hermandades, con la siguiente escala de responsabilidades:
- La Celadora: Es la responsable de la capilla, primero se encarga de buscar a la gente y luego de revisar y renovar la lista, si hace falta, aparte de recoger el dinero y de llevarlo a la parroquia, que es la encargada de invertirlo en un fin determinado. Hecho ésto, la pone de nuevo en funcionamiento limpiándola y preparándola. En caso de que ésta no llegue, la busca por las casas hasta dar con ella para ponerla en funcionamiento nuevamente. Es también la encargada de elaborar el listado y tiene que estar al tanto de la gente fallecida o que cambia de residencia.
- El Coro: son las mujeres que se encuentran en la lista de la capilla que va pasando de casa en casa. Tiene una composición “ideal” de treinta personas. La capilla se pasa al anochecer, no es retenida más de veinticuatro horas en las casas.
- La Titular: Es la dueña de la capilla, comprada por algún familiar suyo o por ella misma. Esta puede retirarla de circulación en el momento que lo desee, que generalmente ocurre en caso de fallecimiento de la misma o por el mal estado de conservación de la capilla.
Las capillas de Pontones
En Pontones existen dos capillas, ambas con la imagen de la Virgen Milagrosa,
una más moderna en el Pontón Alto (1960) y otra más antigua anterior a la Guerra Civil circulando por el
Pontón Bajo.
Con mi amigo Nicolás estuvimos buscando entre los vecinos
del Pontón Bajo, dónde podría estar esa
mañana la capilla de la Milagrosa. Al final,
después de preguntar a varias vecinas, la encontramos en la casa de Enrique Molina junto a la iglesia Parroquial de Ntra. Señora del Rosario (SXIX).
F4) Capilla limosnera con la imagen de la Milagrosa (de los años
30) en la casa de Enrique Molina en el Pontón Bajo. Se puede observar en la
contrapuerta la lista del Coro.
María prima de Enrique, por cierto he quedado emplazado con él
pues tiene mil historias de Santiago que contarme, me dijo que la capilla era de sus padres.
Durante la guerra civil y con el fin de que no se la confiscaran, todas las
mañanas la introducía en el serón de su borrico y se la llevaba al hortal, hasta
por la noche que regresaba a la casa y así la salvo de la quema.
F5) Capilla limosnera con la imagen de la Milagrosa (1960) que
circula por el Pontón Alto.
El ritual
Yo que he
visitado en numerosas ocasiones el convento de San José de la Carmelitas
Descalzas de Jaén, al acercarme al torno y llamar, la hermana tornera desde
dentro nos interpela con la jaculatoria: ¡Ave María Purísima!, a lo que le contesto:
¡Sin
pecado concebida!. Esto que podrá resultar para los más modernos “ñoño
o trasnochado”, tiene una riqueza inmensa a mi sentir. Pues bien, en relación a
las capillas cuando uno entra en una casa donde está la capilla, hay una jaculatoria preciosa que nos
recuerda:
¡OH! que
ingrato que sería, si el que en esta casa entrare, por olvido se olvidare, de
decir: ¡Ave María!, pero si después de oír la palabra tan celestial, no
responde singular: ¡Sin pecado concebida!
En el inicio de esta
publicación decía que a veces figuraba junto a la capilla, un libro de
oraciones y una hucha para depositar limosnas. En la actualidad creo que no
existe ningún ritual para la entrega o salida de la capilla de las casas, al
menos que yo sepa, aunque si he podido
recuperar algunas oraciones al respecto:
Oración de saludo
Santa María, Visitadora de los
Hogares, recibe el saludo de esta familia que al verte aquí, dentro de casa, no
acierta a decir otra cosa que las palabras que el Espíritu Santo inspiró a
Santa Isabel cuando Tú la visitaste:
¡Bendita Tú eres entre todas las
mujeres! ¿Y de dónde a nosotros que nos visite la Madre de Dios?
Sabemos, querida Madre, que tus
delicias son vivir entre tus hijos. Sabemos que vienes porque nos amas, porque
quieres hacernos sentir tu poderosa intercesión ante el Señor.
En nuestro hogar no vas a encontrar
sino pobreza, miseria y pecado. Pero, por eso, queremos tenerte entre nosotros:
Para que tu presencia nos lleve a la
persona de Jesucristo, tu Hijo. Para que los tesoros de tus manos llenen la
vaciedad de las nuestras. Para que Jesús, fruto de tu vientre, destruya el
fruto de nuestro egoísmo, perdonando nuestros pecados.
Vencedora de todas las batallas de
Dios, Virgen de los pequeños y de los grandes milagros de cada día, recibe el
homenaje de esta familia que te recibe en su hogar y haz que durante tu
estancia entre nosotros te sintamos:
COMO UNA LUZ que nos ilumina y no se
apaga.
COMO UN PERFUME que nos atraiga
hacia Ti y nos acerque a Cristo. COMO UNA FUERZA que nos sostenga para vivir
dignamente como hijos tuyos y hermanos de Jesucristo, que siempre vive para
interceder por nosotros ante el Padre Celestial.
¡OH María, sin pecado concebida, ruega
por nosotros que recurrimos a Ti!
(Récense tres Avemarías intercalando
esta jaculatoria).
Oración de despedida
Adiós, Virgen Misericordiosa, Virgen
Compasiva, Vida, Dulzura y Esperanza nuestra.
Ha llegado la hora de despedirte,
pero antes de que salgas de nuestra morada queremos expresarte nuestro
agradecimiento porque nos has visitado.
¡Gracias porque nos has facilitado
convivir más cerca de Ti!
Perdona nuestras indelicadezas y
desatenciones, nuestras mezquindades y olvidos.
Y antes de salir danos tu bendición
para que crezcan, como tu Hijo, en sabiduría y en gracia divina, a la vez que
crecen en edad.
Bendice a los mayores, para que
acertemos a llevar a cabo la misión de ser testigos del Reino de Dios entre los
hombres.
Enciende en nosotros la luz de una
constante conversión y un ansia de sincera renovación cristiana.
Límpianos del pecado. Danos la sal y
el aceite divinos para que nuestra vida tenga el sabor de Cristo. Y aumenta en
nosotros el vino generoso de la fortaleza para hacer frente, como Tú, a las dificultades
de la vida y poder vencer en el combate de la fe.
¡Oh María!, aunque te vas, no nos
dejes; aunque no te veamos, haznos sentir siempre tu presencia y que el próximo
mes podamos ser menos indignos de recibirte y entronizarte en nuestro hogar,
para que Tú lo llenes de Cristo y Él nos conceda, junto a Ti, un lugar en su
Reino Glorioso.
LA IGLESIA DE PARROQUIAL DE NTRA. SEÑORA DEL ROSARIO.
Pequeña
iglesia de los Siglos XVIII-XIX, de una
sola nave, situada junto al arroyo que divide Pontones. Tiene planta
rectangular, cubierta a dos aguas, fachada sencilla terminada en un cuerpo
plano de campanas y toda ella en consonancia con el tipo de arquitectura
circundante, con portada de piedra. Construido a finales del siglo pasado
cuando la atención espiritual estaba a cargo de la parroquia de Segura de la
Sierra.
F6)
Fachada de la Iglesia Parroquial Ntra.
Señora del Rosario en Pontones
F7)
Presbiterio
F8)
Interior de la nave y al fondo el coro
F9)
Imagen de Ntr.Padre Jesús Nazareno en una capilla interior de la nave
central
F10)
Imagen de la Virgen Dolorosa en una
hornacina en la nave central
F11)
Imagen del Señor Resucitado en una
hornacina en la nave central
F12)
Baptisterio con la pila bautismal en el lateral de la nave central
Jaén, 18 de
octubre de 2017
Bibliografía:
· Agradeciendo a: María del Carmen Guirado de Dios por su desinteresada
colaboración.
· Fotos,
textos, diapositiva y maquetación: Miguel Mesa Molinos.
· Fuentes; “Religiosidad Popular: Capillas
Domiciliarias (María José Manzanares y Rosario Gallego – Patronato Municipal de Cultura Alcázar de San
Juan, 2009)”.