La población humana mundial, en el año 2020, fue de unos ocho mil millones (8.000.000.000). Las previsiones de la ONU para el 2050, andan alrededor de los nueve mil ochocientos millones (9.800.000.000) y para el 2100, once mil doscientos millones (11.200.000.000). Está claro que esta progresión no es posible. La población tiene que frenarse; yo diría que debería disminuir, si queremos que todos los que no tienen una vida digna la alcancen. No habrá comida para todos. Necesitaremos más tierras para la agricultura y la ganadería. Hoy consumimos 1,7 veces lo que el planeta es capaz de generar en un año. La situación es insostenible y no se puede prolongar en el tiempo.
La alimentación futura tendrá más vegetales y menos carne. Cada vez son más las industrias que utilizan proteínas alternativas a la carne y les dan a sus platos un gusto similar. Otra forma de alimentarnos nos aguarda. Comeremos carne de animales vivos, leche y huevos de procedencia no animal, insectos… Esto se puede decir que hoy es prácticamente una realidad. Los huevos pueden ser producidos a base de plantas, con una yema líquida y una clara perfecta. El sabor y la textura son también similares a los huevos de las aves, y no tendrán colesterol, al menos así reza en la publicidad. Son varias las empresas que se han apuntado a esta carrera. Uno de estos huevos fue producido a base de proteínas de guisante y la yema contaba con alginato. Como es normal, cuenta con su cáscara. En definitiva, su aspecto, no difería en nada al que estamos acostumbrados a ver. Se espera que, para final del año 2022, algunos de estos huevos, estén en los lineales estadounidenses.
En Londres, el investigador Mark Post presento la primera hamburguesa de carne que no provenía de un animal sacrificado, desarrollada en el laboratorio a partir de células de vaca. Pasadas todas las pruebas de control alimentarias, se degustó. Los que la consumieron dijeron que era idéntica a la carne tradicional. El color rojo se lo dieron con jugo de remolacha. El sabor a carne, que se debe al contacto de la hemoglobina sanguínea con el fuego, lo consiguieron con un producto obtenido de las raíces de ciertas leguminosas a las que sometieron a una técnica de fermentación.
Otro producto que pronto hará su aparición son las proteínas lácteas de origen no animal, producidas a partir de microorganismos mediante fermentación. Con esta tecnología se pueden producir gran variedad de preparados lácteos desde quesos a leche cruda. Al igual que ocurre con el huevo, el sabor, valor nutritivo, textura… son iguales a la leche del vacuno.
La pechuga de pollo cultivada, el foie gras sintético, las salchichas que imitan a las originales… son productos sobre los que se está trabajado para que no haya muerte animal.
Las ventajas que dicen tener estos preparados son:
- Beneficiaran el medio ambiente, al no necesitar una gran carga ganadera.
- Serán más baratos
- Se podrán eliminar aquellos componentes no deseables: grasas, huesos…
- No tendrán residuos: antibióticos, pesticidas, herbicidas…
- Serán capaces de alimentar a una población mundial en expansión
Algunos de estos puntos los pongo en duda. Los herbicidas, pesticidas… si son elaborados con vegetales, lógicamente los arrastrarán. Los conservantes serán necesarios, la energía será imprescindible para su elaboración… en fin, posiblemente sean la panacea para alimentar al mundo; el tiempo lo dirá.
El hombre es un animal de costumbres
En las conversaciones mantenidas con familiares y amigos, casi todos dicen: “yo no comeré de eso”, pero el hombre es un animal de costumbres. Si observamos la alimentación de los diferentes países, incluso de regiones, vemos como en cada una de ellas los platos se elaboran con distintos ingredientes: culebras, lagartos, insectos, picantes, murciélagos, caballos, perros, gatos… hay productos que unos consumen y que otros rechazan. La publicidad es otro factor a tener en cuenta; el bombardeo constante al que nos someten hace que terminemos viendo normal lo que nos ofrecen. La uniformidad del producto también ayuda a su consumo; al que le gusta una hamburguesa de una gran cadena, la consumirá siempre, pues sabe que la que le sirven en Madrid es exactamente igual a la de Paris: educan nuestro paladar. Recuerdo cuando apareció leche en botella; costaba consumirla, “tenía un sabor raro”, ahora la tomamos sin problema y a lo largo de los años siempre sabe igual. La leche natural difiere en grasa y sabor según la estación del año y alimentación. La nata que hacía la leche al cocerla era un manjar, hoy si nos pasamos un poco y hierbe, la pequeña película que hace la tiramos. En definitiva, terminaremos comiendo lo que nos ofrezcan; sobre todo las generaciones venideras. Un ejemplo de esta evolución es que nuestros hijos comen distinto a nosotros.
Esto no quiere decir que vayan a desaparecer los productos cárnicos y lácteos, aunque disminuirá enormemente su consumo. Serán productos gourmet; sobre todo los curados: Jamón, cecinas, mojama, quesos añejos…
Veterinario y ganadero
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Será así y sin embargo…de qué vivirán los ganaderos, pastores…tendrán que “reciclarse”. No llegaremos a ser ancianos con buena salud, no comemos ahora lo que ellos comían antes, o quizás nada sea con vistas a mejorar nuestra salud, creo que es imprescindible mirar hacia atrás para poder seguir hacia un futuro menos incierto
ResponderEliminarGracias
En primer lugar gracias por su comentario. No soy el autor del artículo, pero si le diré que hablando con Antonio al respecto, me decía que la ganadería extensiva subsistiría, pero que le extensiva creé que no… Un saludo y de nuevo gracias.
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